Nos acercamos al castillo de Peracense desde Ródenas, villa de la Sierra de Albarracín que cuenta con bar y con una tienda de quesos de cabra: "El Aljibe". A partir Ródenas, tras avanzar unos tres kilómetros por una correcta carretera local, alcanzamos el Mirador Accesible.
TOPÓNIMO DE RÓDENASUna corta senda, adaptada para carritos de bebés y sillas de ruedas, y que discurre entre jaras y pinos, parte del parking en dirección al mirador. Esta atalaya ofrece una vista completa del castillo de Peracense. Fue una lástima que el sol matinal nos aguara un poco la panorámica.
Un corto camino en rampa comunica el aparcamiento del Castillo con las taquillas. Mientras descendíamos por él contemplamos el bello paisaje natural que caracteriza a esta zona, con la presencia de grandes monolitos de piedra rodeno. En la parte inferior avistamos la villa de Peracense.
El acceso al Castillo se hace a través de una puerta de entrada fortificada que conduce al interior de los distintos recintos.
La visita al Castillo comienza por el Recinto Inferior, que se asoma a la muralla exterior norte. Esta zona alberga las caballerizas (edificio de servicios), una antigua muralla interior desmantelada y una cantera de ruedas de afilar.
El castillo de Peracense es una de las fortalezas españolas más espectaculares, que aprovecha la topografía del terreno para conformar un enclave defensivo casi inexpugnable.
En este recinto nos sorprendió gratamente la exposición permanente que muestra cómo era la vida en el Castillo durante la Edad Media. Incluye réplicas de armas, herramientas y objetos de uso cotidiano.
Las murallas del Castillo son uno de sus elementos más destacados. Se adaptan al relieve natural de las rocas y están reforzadas con torres y almenas.
Se puede caminar por un tramo de la muralla del Recinto Inferior. De esta forma podremos disfrutar del paisaje que rodea al Castillo y de las instalaciones interiores.
Una puerta comunica los recintos Inferior e Intermedio. Este último está caracterizado por su enorme patio central en cuesta, que concluye en el muro construido para impedir el paso por las cornisas.
Entrada al Recinto Intermedio |
Cuerpo de Guardia. Rec. Interm. |
En este muro se localiza la Torre del Hospital, la torre de guardia que articula los recintos Intermedio e Inferior en el flanco oeste de la fortaleza, el más expuesto a posibles asaltos.
En un rincón sombreado del Recinto Intermedio se construyó el aljibe principal del Castillo, que tiene una capacidad para almacenar 60.000 litros de agua. Una red de canalillos tallados en la roca (todavía visibles) captaban el agua hasta el depósito.
En un lateral del Recinto Intermedio se halla el Museo y Sala de Exposiciones, cuyo interior alberga piezas recuperadas y explicaciones sobre la historia de la fortaleza y la importancia estratégica que tuvo a lo largo de los siglos.
Este inexpugnable Castillo presume de unas magníficas condiciones defensivas, que fueron aprovechadas desde la Edad del Bronce —hace unos 3.000 años— hasta su última fortificación durante la I Guerra Carlista.
En un extremo del Castillo, al que se accede desde el Recinto Intermedio, se construyó una capilla tan pequeña como la necrópolis que la precedía. Aquí se localizaron cuatro enterramientos completos, tres de ellos infantiles.
A poca distancia se acomoda en la misma roca un extraño edificio, construido con buena sillería, popularmente denominado la Cárcel
En un lateral de la necrópolis comienza el camino que conduce a la poterna que daba acceso al despoblado. Impresiona la fuerte pendiente que presenta la senda, a los pies del colosal roquedo que acoge el Recinto Superior.
Bajada a la poterna |
Despoblado de la poterna |
El Recinto Inferior tiene una de las mejores panorámicas del Recinto Superior, con la muralla construida en lo alto de uno de los roquedos más grandes de la zona, caracterizado por el color rojo de la piedra.
El acceso al Recinto Superior se realiza mediante una escalera metálica que conduce a una pequeña puerta abierta en la base de la muralla.
Escalera al Recinto Superior |
Escalera al Recinto Superior |
Un pequeño patio protegido por el Muro-torre os dará la bienvenida al Recinto Superior. Aquí merece la pena auparse a la torre por las escaleras de piedra para disfrutar de las vistas de los recintos del Castillo.
Si nos orientamos hacia el sur podremos contemplar el Monte de San Ginés, de 1.605 metros de altitud, en cuya cima se encuentra la ermita de San Ginés.
Una puerta abierta en la roca comunica el patio del polvorín y del Muro-torre con las estancias del Castillo. Pasaremos por ella para proseguir con la visita.
En este recinto se pueden ver diferentes estancias, como el horno de pan, la mazmorra o bodega subterránea, la Sala Mayor (abovedada), la cocina, el aljibe...
Por último, por medio de unas escaleras que rodean la poceta, nos aupamos a la terraza del Castillo, el punto más alto de todo el edifico, que acoge un aljibe circular.
Desde la terraza podemos disfrutar de un entorno natural impresionante. La Sierra de Albarracín y el Páramo de Visiedo ofrecen un paisaje único, lleno de formaciones rocosas y zonas boscosas.
Desde el aparcamiento, si descendéis unos metros por la carretera de Peracense, tendréis una buena panorámica de esta fortaleza construida principalmente con piedra arenisca roja, lo que le da un aspecto distintivo y la hace integrarse perfectamente en el entorno rocoso.
Una senda de tierra que parte del aparcamiento conduce a un mirador del Castillo. El lugar, escarpado y repleto de piedras con formas curiosas, nos brinda una buena vista de la muralla norte.
Desde aquí, las murallas y torres del Castillo parecen surgir directamente de las rocas que las rodean, lo que le proporciona una gran fortaleza y lo hace prácticamente inexpugnable.