El centro histórico de Fuenterrabía está muy restringido al tráfico rodado. Por eso se recomienda estacionar en la parte baja. Encontraréis aparcamiento cerca del parque de San Marcos, junto a la bahía de Txingudi.
Encaramado en lo alto de un cerro que domina la bahía de Txingudi y la desembocadura del Bidasoa, el amurallado casco antiguo brilla con luz propia. Y entre los edificios que sobresalen por encima de la muralla destaca la iglesia de Santa María de la Asunción, gótica del siglo XV.
Un moderno ascensor panorámico, por la ley del mínimo esfuerzo, nos ayudó a sortear las antiguas murallas medievales que rodean el casco antiguo. La parte alta nos brindó una fantástica vista de la bahía de Txingudi.
Junto al ascensor, aparte de contemplar la bahía, admiramos la fachada posterior del imponente Castillo de Carlos V, reconvertido en Parador Nacional de Turismo.
Rodeamos el Castillo de Carlos V para acceder al corazón de Fuenterrabía, consagrado a la plaza de Armas. Este bonito enclave servía a la guarnición para ejercitarse en las armas.
Al margen de los asuntos militares, los ciudadanos utilizaban la plaza de Armas en las proclamaciones, recepciones, corridas de toros y otros festejos populares.
El principal edificio de la plaza de Armas es el Castillo de Carlos V. Fue mandado construir por el rey navarro Sancho Abarca, aunque su ampliación y fortificación en 1190 es obra de otro rey navarro: Sancho el Sabio.
La fachada sobria corresponde a la época de Carlos V. El edificio se convirtió en castillo y palacio. Constaba de seis plantas que contenían estancias para las tropas, garitas, un depósito de munición y pólvora, calabozos y caballerizas.
Castillo de Carlos V |
Castillo de Carlos V |
A partir de la plaza de Armas, el centro histórico presenta el típico entramado de callejuelas paralelas. Tomamos la calle Mayor (Nagusia), salpicada de casas señoriales y palacios como el de Casadevante (siglo XVII), o el de Zuloaga (siglo XVIII).
La parte alta de la calle Mayor está reservada a la iglesia parroquial de Santa María de la Asunción, trazada sobre fragmentos de las antiguas murallas durante los siglos XV y XVI. La parte más antigua del templo se puede ver en la fachada que mira al Castillo de Carlos V.
Iglesia de Santa María |
Iglesia de Santa María |
Los edificios de la empedrada calle Mayor destacan por el voladizo de los tejados, los balcones de hierro forjado y los escudos en las fachadas. En la parte intermedia de la calle se alza el Ayuntamiento, de estilo barroco (siglo XVIII).
Entre la calle Mayor y la muralla oriental se localiza la calle y la plaza del Obispo, uno de los rincones más bonitos de Fuenterrabía.
La del Obispo es una de las plazas más antiguas de la ciudad. Aquí se encuentra la Casa Palencia, de origen medieval. En 1502 nació en ella Cristóbal de Rojas y Sandoval, arzobispo de Sevilla, capellán de Carlos V y protector de Santa Teresa.
Al final de la calle Mayor fuimos a parar a la Puerta de Santa María, una de las dos entradas que tenía la ciudad durante la época medieval (esta era la principal).
La puerta contaba con diversos elementos, como el puente levadizo, los cuerpos de guardia, el foso... Llama la atención el escudo de la ciudad, del año 1694, coronado por la virgen de Guadalupe y un reloj de sol. A la izquierda se aprecia el Cubo de Santa María, del siglo XVI.
La puerta brinda una fabulosa perspectiva de la parte baja de la muralla. Junto a la entrada podréis ver la escultura del Hatxero, que representa a una zapador o soldado que trabajaba en las fortificaciones y se encargaba de abrir paso a las tropas.
El casco antiguo de Fuenterrabía es un laberinto de calles estrechas, casas tradicionales con balcones de madera y coloridas fachadas. Un ejemplo de ello lo vimos en la plaza de Guipúzcoa, de construcción más reciente y de bella estampa.
La plaza es obra del arquitecto Manuel Manzano. Y como viéramos en el resto del municipio, pasear por esta bella plaza contemplando las casas blasonadas, de típica arquitectura vasca, nos dejó impresionados.