Torre de Hércules |
El hotel Plaza (calle Fernández Latorre) está muy bien ubicado, cerca del centro de la ciudad, de la estación de tren y de las paradas del bus del aeropuerto. En esta calle encontraréis buenos bares de tapas donde probar la popular y sabrosa gastronomía gallega, no hace falta ir al centro.
Hotel Plaza |
Vistas desde el hotel |
El istmo que separa la zona nueva y vieja de La Coruña se puede recorrer a pie, no es necesario tomar autobuses desde el hotel. Un paseo por el puerto nos condujo hasta la dársena de Marina, o Mariña, donde se apiñan esos edificios de fachadas blancas, que tanto se asocian con la imagen de la ciudad. Se trata de las Galerías coruñesas, unas construcciones acristaladas del siglo XIX diseñadas para aprovechar mejor las horas de sol, dándole a la ciudad el sobrenombre de "Ciudad de Cristal".
Dársena de Mariña |
Dársena de Mariña |
Y al otro lado de la dársena Mariña y sus pareados edificios blancos, se encuentra la plaza de María Pita, que acoge el Palacio Municipal (Casa Cosistorial), un elegante edificio modernista de comienzos del siglo XX rematado con tres torres con cúpula.
Cerca del Ayuntamiento, callejeando por el corazón de la Ciudad Vieja, admiramos tres templos religiosos (los dos primeros de origen románico): la iglesia de Santiago, del siglo XII (tiene una interesante colección de modillones de figuras grotescas), la iglesia de Santa María del Campo, del siglo XII aunque terminada en el siglo XIV (con una interesante escena de la Adoración de los Reyes Magos), y el convento de Santa Bárbara, del siglo XV, ubicado en una plaza de singular belleza.
Y de camino al castillo de San Antón, recorrimos los románticos jardines de San Carlos, construidos en 1843 sobre el antiguo bastión o fortaleza de San Carlos. Su interior acoge la tumba del general británico Moore. Bajo los jardines podréis ver parte de la vieja muralla (siglo XV) y sus puertas.
Situado en un privilegiado islote de la bahía coruñesa (hoy día unido a tierra), se encuentra el castillo de San Antón. Fue levantado en el siglo XVI para proteger a los enfermos contagiosos y posteriormente funcionó como fortaleza y prisión.
El interior del castillo, fuimos testigos de ello, acoge las dependencias del Museo Arqueológico e Histórico, pero lo que más nos impresionó fue el Aljibe Cisterna y las vistas de la ciudad, con la dársena de Mariña en primer término.
Por la tarde, tras un rico almuerzo marisquero y pulpero, montamos en el bucólico tranvía y, tras recorrer el paseo Marítimo por la ría de la Coruña, nos plantamos frente a la Torre de Hércules.
Tranvía de La Coruña |
Interior del tranvía |
Una larga calle empedrada en ligero ascenso, la estrada de la Torre, nos catapultó hasta el emblemático faro de origen romano, que dos mil años después de su construcción, todavía ilumina las noches de aquellos marineros que osan desafiar la accidentada y peligrosa Costa de la Muerte.
En su interior, conforme fuimos subiendo, descubrimos las diferentes etapas constructivas por las que pasó el faro a lo largo de los años: el yacimiento arqueológico situado en la base, con restos de cimientos originales; la inscripción latina, que coserva el nombre de Caio Sevio Lupo, el arquitecto del faro; las cámaras, que componen el núcleo del edificio; la sala circular o Giannini, cubierta por una cúpula, y la linterna del faro, construida en 1804, bajo la cual tuvimos la mejor vista panorámica de todo cuanto nos rodeaba (mar y tierra).
Desde la torre de Hércules volvimos al centro histórico caminando por el paseo Marítimo. A la altura de la pequeña playa de Lagoa contemplamos una nueva e interesante vista panorámica de la torre de Hércules.
Perdimos de vista la torre de Hércules a la altura del acuario de Finisterre, punto donde alcanzamos la ensenada de Orzán, la gran bahía coruñesa que acoge las playas de Orzán y Riazor, las más famosas de la ciudad.
Playa de Riazor |
Playa de Riazor |