Castillo de Kilkenny |
Tras la tormenta vino la calma y al fin pudimos proseguir con el viaje como en un principio habíamos previsto. Partimos de Navan por la mañana y avanzando por carreteras interiores, rodeados de la verde campiña irlandesa, alcanzamos Kilkenny, bonita población que cuenta con un maravilloso castillo (lo visité en 1998) y con magníficas iglesias: Saint John, Abadía Negra y catedral de Saint Canice.
Otro dato positivo de la ciudad son sus pubs. En uno de ellos tomamos un exquisito almuerzo regado con cervezas autóctonas (Kilkenny, Smithwick y Guiness).
Pub de Kilkenny |
Pub de Kilkenny |
Por la tarde partimos hacia Cashel, pequeño núcleo enclavado en el corazón del condado de Tipperary que se ha hecho famoso gracias al Rock of Cashel, una abadía medieval encaramada en lo alto de un risco.
Rock of Cashel |
Rock of Cashel |
Cashel impresiona por su grandiosidad y por el color oscuro de su piedra, que contrasta con el verde de las praderas que lo rodean. Yo lo visité diez años atrás, y esta segunda vez lo admiré con más devoción si cabe, desde fuera y desde dentro, pues una visita a este templo no se completa si no se recorren sus ruinas.
Rock of Cashel |
Rock of Cashel |
Rock of Cashel |
Entre los viejos muros, a modo de pétreos monumentos, destacan algunas de las tallas románicas más importantes de Irlanda.
Rock of Cashel |
Talla románica |
Por la noche, tras tomar unas pintas de cerveza en un pub de la calle Mayor, nos alojamos en el albergue de juventud de Cashel, el mismo donde debíamos haber dormido la noche anterior, pero que se truncó debido a las inundaciones. Pese a nuestra insistencia, los propietarios se negaron a devolvernos el dinero.
Centro de Cashel |
Calle Mayor de Cashel |
Al día siguiente, ante nuestra lógica negativa a desayunar en el albergue de juventud, marchamos a una cafetería de la calle Mayor a probar eso que los irlandeses llaman Irish Breakfast. En este caso consistía en pan de molde relleno de carne, acompañado de patatas fritas de bolsa y de una salsa súper calórica de dudosa procedencia. Un miembro de nuestro grupo bautizó este manjar como "the same that man".
Tras tomar este calórico y contundente desayuno a la irlandesa, partimos en dirección a Killarney. Quince minutos más tarde llegamos a Cahir. Esta población, asentada junto al río Suir, posee una fortaleza del siglo XIII, que yo ya visitara en mi anterior estancia en Irlanda. Esta vez me contenté con contemplar desde la distancia sus imponentes muros.
Castillo de Cahir |
Río Suir. Cahir |