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![]() Gran Canal. Venecia |
Los trenes italianos son muy eficientes y rápidos. Son muchos los convoyes que unen las principales ciudades a primera hora de la mañana. Milán y Venecia, por ejemplo, están unidas por ferrocarril y, de media, se tarda tres horas en cubrir el trayecto.
![]() Estación Central de Milán |
![]() Llegando a Venecia |
La perfecta ubicación del hotel Gonzaga, junto a la milanesa estación Centrale, propició que tras tomar un delicioso desayuno en el hotel, partiéramos de Milán en el tren de las ocho. Tres horas más tarde ya nos encontrábamos en la estación de Santa Lucía, en plena laguna de Venecia.
![]() Laguna de Venecia desde el tren |
![]() Exterior de Santa Lucía |
Era la primera vez que Isabel pisaba Venecia, la tercera en mi caso, por eso actué de eficiente guía. Iniciamos la visita aupándonos al puente Scalzi (de los Descalzos), el primero que cruza el Gran Canal (los otros dos son Rialto y la Academia) en su inicio, en Santa Lucía.
A partir de aquí, nos movimos a pie por el entramado de calles que conforman el barrio de Cannaregio. Por la lista de España fuimos a parar al campo de Geremia, presidido por el palacio de Labia, y de aquí, cruzando el canal Cannaregio por el puente Guglie, fuimos avanzando en paralelo al Gran Canal, sorteando pequeños canales con encanto.
El Gran Canal es la gran arteria que seguimos para llegar hasta el puente de Rialto (completado en 1591), el más famoso de la ciudad, ubicado en el corazón comercial de la ciudad. Se recomienda asomarse a la parte más alta del puente para observar la actividad en el Gran Canal.
Tardamos quince minutos en cubrir la corta distancia que separa Rialto de la plaza de San Marco. La plaza está considerada como el corazón de la ciudad. A su alrededor se lenvantan los edificios más admirados de Venecia: catedral de San Marco, Campanile, Palacio Ducal y Puente de los Suspiros.
Visitamos la catedral justo cuando el sol más apretaba, luego rodeamos el palacio Ducal para asomarnos al bacino de San Marco, lleno de góndolas, y contemplar a corta distancia el puente de los Suspiros, llamado así por los suspiros que emitían los que iban a ser encarcelados en el edificio anexo. Por último, tras perder unos minutos en una larga cola, subimos a lo alto del Campanile o campanario (ofrece unas vistas espectaculares de toda la ciudad y de la laguna).
Almorzar en Venecia resulta muy caro, pero si te alejas de la plaza de San Marcos puedes encontrar tratorías a buen precio, como nos ocurrió a nosotros. Tras el almuerzo, nos acercamos hasta el tercer puente que salva las aguas del Gran Canal, el Ponte de la Academia.
![]() Gran Canal desde Puente Acaedemia |
![]() Gran Canal desde Puente Acaedemia |
Más tarde, tras un nuevo paso por el puente de Rialto, penetramos en el barrio de Santa Cruz, más tranquilo que sus vecinos, pues los turistas no suelen transitar por él.
![]() Puente de Rialto desde Santa Cruz |
![]() Puente de Rialto |
A meida tarde abordamos nuevamente la estación de Santa Lucía y a las siete en punto partimos de la ciudad de los canales, exhaustos, en un moderno Intercity que cubrió la ruta hasta Milán en poco más de dos horas y media.