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![]() Arena de Verona |
Como ya hiciéramos el día anterior en nuestro desplazamiento a Venecia, esa mañana, tras tomar el desayuno en el hotel Gonzaga, partimos en uno de los primeros trenes que unían Milán con Verona, y en una hora y media alcanzamos nuestro destino, a orillas del río Adige.
La hermosa ciudad de Verona era para mí una vieja conocida. La visité en 2002 cuando realizaba un Interrail por Europa del Este, y me gustó tanto que quise repetir experiencia con Isabel.
Recorrimos todo el centro histórico a pie, sin perder detalle de su legado romano: Anfiteatro Arena, puente de piedra, Arco de Gavi y plaza Erbe, con su mercado de frutas, lugar que elegimos para tomar un tentempié. En el centro no debéis perderos la elegante plaza de los Señores, las tumbas de los Scaligere, pertenecientes a los antiguos gobernadores de Verona, la iglesia de San Fermo (año 1313), el Duomo...
Nos evadimos del centro histórico acercándonos al Puente de Piedra, de origen romano, que salva las aguas del río Ádige en uno de sus meandros. Aquí iniciamos el ascenso a pie al mirador del museo Aqueológico, edificio ubicado en la colina sobre la que descansa el Teatro romano. Las vistas de la ciudad desde allí arriba fueron maravillosas. Al bajar de la colina, pasamos frente a la fachada del popular Duomo, la mayor iglesia de Verona.
Hacia la una del mediodía, cuando los turistas hacían un alto para almorzar, aprovechamos la ocasión para visitar, con más calma y sin colas, la Casa de Julieta, cuya estatua sobamos en pro de mantener viva una tradición: encontrar el amor verdadero, aunque en nuestro caso, lo hicimos con la idea de que ese amor no se desvaneciera nunca. El patio de la casa, que un día debió ser lugar de encuentro de trobadores y de algún que otro despistado enamoradizo, se suele llenar de jovenzuelos incívicos que han ideado una estúpida costumbre: pegar chicles mascados en una de las paredes, vamos, toda una guarrada.
Antes de partir hacia Bérgamo, nos acercamos de nuevo al río Adige para admirar dos monumentos de origen romano: la Puerta Borsari y el Arco de los Gavi. A continuación, río abajo, contemplamos el Castelvecchio, castillo unido a la ciudad por el original puente de Scaligero.
La ruta comienza en Verona, a bordo de un tren regional cuyo destino final es Brescia, la segunda ciudad de Lombardía. Sólo disponemos de media hora por delante antes de partir en un nuevo convoy, tiempo insuficiente para recorrer este municipio que cuenta con un rico legado artístico del que sobresalen algunos templos romanos.
El nuevo tren nos acerca a Bérgamo en poco más de media hora. La ciudad posee un legado arquitectónico influenciado por Venecia, que la gobernó desde el siglo XV hasta finales del XVIII. Su núcleo está dividido en dos: Bérgamo Alta, coronando la colina, y el más moderno Bérgamo Bassa, en la parte baja, que es donde se encuentra la estación de tren.
Nuestro objetivo, el casco antiguo, ya se puedía vislumbrar desde la estación de tren, en lo alto de una colina. Tardamos quince minutos en llegar hasta el pie de un moderno funicular, rápido medio de transporte que utilizamos para auparnos hasta la parte más antigua de la ciudad (Bérgamo Alta).
![]() Bérgamo Alta desde la estación |
![]() Funicular a la Ciudad Alta |
En la parte alta de Bérgamo, que nos sorprendió por su belleza y elegancia, destaca la plaza Vieja, con uno de los conjuntos arquitectónicos más bellos de la región. Incluye la torre del Comune (siglo XII), con un reloj y una campana que toca dodos los días a las 10, la Biblioteca Cívica (siglo XVI) y el Palacio de la Ragione, del siglo XII, adornado con una estatua del león de Venecia.
Los porches del Palacio Ragione nos condujeron hasta el Duomo o catedral de Santa María la Mayor y a la capilla Colleoni, del año 1476, obra maestra del Renacimiento, que destaca por su fenomenal fachada con diseños de mármol. Finalmente, avistamos la torre del Gombito , del año 1200, la más alta de la ciudad con sus 52 metros.
Poco antes de que anocheciera, descendimos a la parte baja de Bérgamo haciendo uso del funicular, y minutos más tarde regresamos en un nuevo tren regional a la milanesa estación Centrale.