Esa mañana habíamos realizado la primera parte de la Ruta Barroca por el centro de Roma. Era mediodía, y había llegado el momento de visitar la Ciudad del Vaticano, el país más pequeño del mundo, que no llega a los 4.000 habitantes.
Se puede llegar a la plaza de San Pedro desde varias calles de Roma, pero yo recomiendo que lo hagáis por la Vía de la Conciliación. Jalonada por columnas, esta calle os brindará la mejor perspectiva de la catedral de San Pedro.
La plaza de San Pedro es obra de Bernini. De forma elíptica, está rodeada por una gran columnata rematada por 140 estatuas de santos. En el centro se alza un obelisco egipcio procedente del circo de Calígula y Nerón y en los lados hay dos fuentes diseñadas por Moderno.
No hay día del año que, a la luz del día, paseéis por la plaza de San Pedro sin toparos con una muchedumbre. Ese día, por ejemplo, habían colocado sillas y grandes pantallas para que la gente asistiera cómodamente al discurso del Papa.
En un lateral de la plaza vimos casualmente a dos miembros de la Guardia Suiza, el cuerpo militar encargado de la seguridad del Papa. La Guardia Suiza está compuesta por unos cien soldados (todos varones).
A la basílica de San Pedro, una de las iglesias más grandes de la cristiandad, debéis dedicarle los minutos que uno crea conveniente, en función de cual sea vuestro nivel religioso.
La basílica de San Pedro cuenta con el mayor espacio interior de una iglesia cristiana en el mundo. La nave central presenta unos 200 metros de longitud. La altura que le confiere su cúpula hace que su figura domine el horizonte de Roma. Es considerada como uno de los lugares más sagrados del catolicismo.
La Ciudad del Vaticano guarda incontables lugares secretos y misteriosos. Uno de ellos es que, desde 1277, la basílica está conectada con el castillo de San Angelo por un corredor fortificado, llamado Passetto, de unos 800 metros de longitud.
Otro secreto, que merece una visita, son las criptas y catacumbas que encontraréis bajo la basílica de San Pedro. El subsuelo de la basílica (el primer subterráneo) está reservado a las tumbas de los papas. Aunque la entrada a este primer nivel es gratuita, si contratáis una visita guiada (de pago) tendréis explicaciones de un guía que incluye todo el templo. Eso sí, la tumba de San Pedro no está incluida (en 2023 la tumba continúa restringida al público debido a las malas condiciones de conservación).
Sobre la tumba de San Pedro existe controversia, pues no se puede confirmar que los restos hallados en 1950 pertenezcan al mismo. Sus supuestas reliquias descansan en el interior de la basílica, para admiración de unos e indiferencia de otros.
Basílica de San Pedro |
Basílica de San Pedro |
Un ascensor de pago facilita la subida a la cúpula, pues te deja en la base de la misma, a la altura de los doce apóstoles. A partir de aquí, por medio de unas estrechas escaleras con tramos de caracol, podremos subir hasta el mirador (las fotos son de agosto de 2002).
Nos encontramos en lo alto de la cúpula, en el punto más alto del Vaticano. Y como cabía esperar, las vistas son espectaculares. En primer término veréis los doce apóstoles de la basílica y la plaza de San Pedro. Y al fondo la eterna Roma, con algunos de sus monumentos acaparando la atención.