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 Punta Gorda. Cienfuegos |
- Si queréis ver lo mejor de Cuba al margen de complejos hoteleros, os aconsejo que hagáis un tour por vuestra cuenta.
- En toda la isla encontraréis casas de hospedaje particulares con el distintivo nacional. Son económicas, incluyen el desayuno y os darán un trato exquisito, pues están regentadas por familias cubanas.
- En algunas casas de hospedaje os recomendarán alojamiento para cuando os desplacéis a otras ciudades próximas.
- Los turistas disponen de autobuses exclusivos (Vía Azul), aunque esporádicamente también podréis tomar autobuses de cubanos.
- En algunas estaciones de buses puede que os pregunten cuál es vuestro destino. Viene bien responder, por varios motivos:
- Si son empleados de la estación, os reservarán un alojamiento para cuando lleguéis a vuestro destino. Incluso os vendrán a buscar a la parada del autobús.
- Si no son empleados, puede que os ofrezcan la posibilidad de realizar el trayecto en taxi a un precio más económico. Si todo va bien llegaréis con mucha antelación al destino.
- Los taxistas os acercarán a donde les pidáis por unos dólares o euros. Sólo debéis acordar el precio antes de partir.
- Dejad una buena parte del dinero en los hospedajes, hoteles... Llevad encima lo justo para ese día.
- Si queréis probar la auténtica cocina cubana, podéis cenar en los hospedajes y también en los paladares.
- En muchas plazas y parques merodean los "contadores de historias", hombres que suelen aproximarse a los turistas para guiarlos, contarles anécdotas de su pasado y obtener unas propinas. A veces son muy pesados.
Y en cuanto a Cienfuegos:
- Me alojé en Casa Huésped Fernando Rivero Yero (Av. 44, entre calles 49 y 51), en Cienfuegos: buen desayuno y buena atención.
- Tenéis que ver la puesta de sol en el parque de Punta Gorda.
- No realicéis solos los dos kilómetros que separan Cienfuegos de Punta Gorda, sobre todo de noche.
- Algunos chicos se os arrimarán para contaros historias y recibir monedas.
- En la parada de autobuses os podrán ofrecer un taxi compartido a Trinidad. Aceptarlo. Os saldrá más económico y llegaréis antes.
- Trayecto: de La Habana a Cienfuegos (autobús Astro).
- Alojamiento:
- Casa Huésped Fernando Rivero Yero (Av. 44, entre calles 49 y 51), en Cienfuegos. - Lo mejor:
- La puesta de sol en Punta Gorda.
- El porticado paseo del Prado. - Lo peor:
- Mal funcionamiento del aire acondicionado en el autobús Astro. Caía agua a borbotones del techo.
- Los contadores de historias, tipos muy pesados. Me costó desembarazarme de uno de ellos.
Esa mañana me levanté a las 4,50 h. Víctor tenía estropeado el taxi, así que me tocó caminar 20 minutos hasta la estación de tren de La Habana. El autobús Astro a Cienfuegos (17$) partió a las seis. Poco después, se detuvo en el habanero barrio de Vedado para recoger a más gente, y luego encaró la autopista Nacional
Abandonamos la autopista a la altura de Aguada de los Pasajeros, con parada incluida de quince minutos a las afueras para desayunar. A la sombra de varios árboles tomé un bocadito de ternera y un refresco de naranja. El bus prosiguió hacia Cienfuegos por carretera de un carril por sentido. Atravesamos una zona de tierras bajas (embalse de Galindo, municipios de Rodas y Ariza y embalse de Damuji).
 Un alto en Aguada |
 Carruajes en Aguada |
Cienfuegos, capital de la provincia homónima, se encuentra en la costa sur de Cuba, junto a una amplia bahía. Conocida como la Perla del Sur, es famosa por sus edificios coloniales, que datan de la época en que se fundó la ciudad, allá por 1819.
En la estación de buses de Cienfuegos, un muchacho me guio hasta la Casa Huésped Fernando Rivero, donde me alojé a razón de 15$, desayuno incluido. Tenía todo un día por delante para descubrir la Perla del Sur, como es conocida Cienfuegos.
Avenida 44. Hospedaje
Inicié la visita a la ciudad colonial por el paseo del Prado, principal eje vertebrador y comercial de la ciudad, sembrado de casas coloniales porticadas, de dos plantas, pintadas con colores pastel y aguantadas por altas columnas corintias.
 Paseo del Prado |
 Paseo del Prado |
A través del paseo del Prado llegué hasta el Malecón, que a mediodía rezumaba vida justo cuando el sol más calentaba: carruajes tirados por caballos, bicicletas, motos y algún que otro almendrón (coche de los años sesenta, de origen estadounidense).
 Malecón de Cienfuegos |
 Malecón de Cienfuegos |
Ante la ausencia de árboles que dieran sombra, di media vuelta para almorzar en la plaza de Armas (parque Martí), un rectángulo declarado monumento nacional por la cantidad de edificios históricos de principios del siglo XX que aglutina: Palacio del Ayuntamiento; Palacio Ferrer, con su cúpula de mosaicos azules; teatro Tomás Ferry... Aquí también se encuentra la catedral (1869), el Casino Español (1896) y una estatua dedicada al señor Martí.
 Plaza de Armas (Martí) |
 Plaza de Armas (Martí) |
A media tarde emprendí una larga caminata a Punta Gorda, un bonito paseo que rodea la bahía por el sur de la ciudad y que cuenta con interesantes casas residenciales, como el Palacio del Valle (principios del s. XX).
En el extremo meridional de este paseo se localiza el parque de la Punta, el lugar ideal para contemplar un idílico atardecer.
 Punta Gorda |
 Punta Gorda |
Esa noche, en la avenida 54 (Bulevar), cené una rica hamburguesa en compañía de unos chicos asturianos y de una señora cubana cuyo padre también era asturiano. Qué cosas.
