Este circuito transcurre por pueblos aragoneses, próximos a Cataluña, que destacan por poseer una arquitectura local muy notable. Otoño, de camino al valle de Benasque, fue ideal para descubrir Montañana, Arén/Areny y Sopeira.
Sta. María de Valdós. Montañana |
Benabarre, que basa en el chocolate una buena parte de su industria, es la población donde se inicia esta ruta. En la carretera de Vielha (N-230) encontraréis la cafetería Brescó, donde podréis degustar un exquisito chocolate caliente.
Seguimos carretera arriba hasta Pont de Montañana, al encuentro del río Noguera Ribagorzana. Aquí tomaremos el desvío hacia Montañana, ascendiendo por una carretera que serpentea entre suaves colinas.
Al final de la carretera alcanzamos Montañana, villa que, gracias a un aplicado guía local, descubrimos casi por completo. En el barrio bajo descubrimos casonas de piedra, caminamos por la calle Mayor, cruzamos el puente de piedra y nos acercamos hasta el Torreón Circular (s. XI). En el barrio alto contemplamos una excelente vista panorámica del pueblo. El mejor mirador lo constituía la Torre de la Prisión, con su recinto amurallado. Y más arriba, una vez recuparado el aliento, admiramos el pórtico de la milenaria iglesia románica de Sta. María de Valdós (s. XII), cuyo interior alberga sorprendentes frescos.
A continuación, remontando el Noguera Ribagorzana por la N-230, nos detuvimos en Arén/Areny, encantador pueblo medieval que descubrimos a pie. Aparte de su interesante plaza Mayor, Arén destaca por los numerosos arcos que unen los viejos edificios en diversas calles del núcleo histórico.
Iglesia de Arén |
Calles de Arén |
Por último, antes de proseguir la ruta hacia el valle de Castanesa (ver Ruta 3), realizamos una breve parada en Sopeira para admirar el monasterio de Alaón, ubicado a orillas del Noguera Ribagorzana, frente a un impresionante congosto rocoso.
Monasterio de Alaón (Sopeira) |
Congosto de Sopeira |
Como suele ocurrir cada vez que me dirijo al parque Posets-Maladeta, uno de mis rincones favoritos del Pirineo, acostumbro a detenerme por el camino para descubrir nuevos parajes y pueblos con encanto. En esta ocasión, me acerqué al desconocido valle de Castanesa, el lugar ideal para perderse por sendas sin apenas turistas.
Valle de Castanesa |
Esta excursión al valle de Castanesa la realizamos en una tarde. Por la mañana habíamos visitado Montañana, Arén y Sopeira (ver Ruta 2) y, remontando el Noguera Ribagorzana, tomamos el desvío hacia el oeste por la Nacional de los Pirineos, la N-260, que en este primer tramo sigue el valle del río Baliera.
A partir de Noales dejamos la N-260 y, siguiendo el valle del Baliera, penetramos en el valle de Castanesa. Este remoto valle se encuentra al sur de los montes Malditos, posee varias cimas que superan o rozan los tres mil metros de altitud, como la tuca Ballibierna (3.062 m) y la tuca de Castanesa (2.863 m) y está recorrido por el río Baliera.
Castanesa |
El valle desde Castanesa |
Un sendero que parte del pueblo de Castanesa (por cierto, no os perdáis sus dos iglesias románicas) se aproxima hasta el final del valle en una larga excursión que nosotros no realizamos por ir justos de tiempo. Lo que sí hicimos fue recorrer a pie los dos kilómetros que separan Castanesa de Fontjanina por una estrecha carretera que nos brindó excelentes vistas de todo el valle.