Partimos de Castanesa a última hora de la tarde (Ver Etapa 1). Tomamos la N-260 en dirección al Coll de Fadas y Castejón de Sos. A partir de esta villa giramos hacia el norte y, remontando el río Ésera, alcanzamos Benasque, la capital del valle hómonimo.
El Portillón, conocido como la ruta de los contrabandistas, es un paso natural del Pirineo entre Francia y España, un itinerario en el que se puede contemplar los glaciares del Aneto y Maladetas, además de otros muchos picos que lo rodean. Este paso fue utilizado por los contrabandistas que pasaban de un lado al otro del valle.
Macizo Maladeta |
El primer itinerario, que nos debía conducir al Portillón de Benasque, comienza en el aparcamiento situado a un kilómetro del Hospital de Benasque, a unos 1.750 metros de altitud.
Caminando por los Llanos del Hospital, una pradera verde cuajada de lagunas y riachuelos, conseguimos dar con la senda que bordea el hospicio por el norte. Avanzamos por un pequeño valle sin río que va a parar al Plan d'Estany, una pradera verde donde se localiza la bifurcación que lleva a los puertos de Benasque y La Picada (indicada como "Puerto de Benasque" y "Salvaguardia").
Aquí comienza la verdadera ascensión al Portillón y con ella aparecen los primeros neveros en varios tramos de la senda. Avanzando hacia el este, la subida nos ofrece una vista espectacular del macizo nevado de la Maladeta y sus glaciares.
Poco antes de llegar a la bifurcación de los puertos de Benasque y La Picada (este último enlaza con la Artiga de Lin, en el valle de Arán), una vez superados varios tramos en zigzag, la nieve que cubre la senda nos impide avanzar. Algunos montañeros que han coronado el puerto nos dicen que para continuar es necesario llevar crampones, artilugios que ninguno de nosotros llevamos.
El segundo itinirario comienza en la parte media de la ascensión al Portillón, a unos 2.100 metros de altitud. Ante la imposibilidad de subir al puerto optamos por descender por una nueva senda (mucho más vertical) que nos lleva directamente a La Besurta, un pequeño refugio con merendero unido con los Llanos del Hospital por una pista forestal cerrada al tráfico.
La Besurta, situado a 1.900 metros de altitud, es el origen de tres excursiones: al Forau d'Aiguallut por el valle de Benasque; al refugio de la Renclusa, utilizado por muchos montañeros que quieren escalar el Aneto, y la que hicimos nosotros al primero de los ibones de Billamorta (1.953 m), cuyo desnivel (53 metros), lo completamos sin dificultad alguna en 15 minutos, en un agradable paseo entre pinos y abetos.
El regreso a los Llanos del Hospital lo realizamos por la pista forestal que discurre por el fondo del valle de Benasque, de recorrido fácil y carente de dificultad.
Este circuito nos permite alcanzar el puerto de La Glera, de 2.367 metros de altitud, que separa el valle de Benasque del vecino valle francés de la Glera. La senda sigue el curso del barranco de Gorgutes y tiene el aliciente de poder contemplar el ibón homónimo y unas excelentes vistas del valle de Benasque y el macizo de la Maladeta.
Llanos del Hospital desde la senda |
La senda comienza al final de la carretera A-139, junto a una baliza, en un tramo de asfalto que un día debió ser el inicio del túnel que uniría el valle de Benasque con el de Luchón (todo quedó en agua de borrajas) y que hoy día se ha convertido en el mejor mirador de los Llanos del Hospital.
La senda gana altura rápidamente por entre una tupida vegetación de matas, pinos y abetos, con algunos tramos inundados por esporádicas surgencias de agua. En esta parte veremos un torrente que posee una bonita cascada. Aparecerán también algunos obstáculos, como árboles caídos y un pequeño escalón, que una vez superado nos brindará unas magníficas vistas de los Llanos del Hospital.
Más arriba, el bosque deja paso a un tramo de subida más suave, por el que discurren las aguas del barranco de Gorgutes, cuyo cauce seguiremos hasta atravesarlo por medio de un puente de madera. Dejamos el torrente a mano izquierda y, tras cruzar una planicie repleta de nieve, enlazamos nuevamente con la senda, que asciende por la ladera en dirección este.
La gran cantidad nieve que cubre el camino y la aparición de una repentina niebla nos dificulta la marcha, y a la altura del ibón de La Solana (2.250 metros) decidimos arrojar la toalla y dar media vuelta. Nos han faltado poco más de cien metros para llegar al puerto de la Glera, de 2.362 metros de altitud.
Almorzamos en un claro del bosque, con la mirada perdida en los Llanos del Hospital y en la mole rocosa del pico Alba, de 3.118 metros de altitud, y luego emprendemos un vertiginoso descenso que nos lleva hasta la baliza. A continuación nos acercamos en coche hasta el hotel del Hospital de Benasque, que resulta ideal para tomar un reponedor café. Desde el hotel podemos ver las cascadas del barranco de Gorgutes, cuyas aguas se precipitan sobre la verde pradera.
Almuerzo con vistas de lujo |
Cascadas de Gorgutes desde el hotel |
Los alrededores del hotel son magníficos para pasear pausadamente. Aquí podemos encontrar las ruinas del viejo hospicio y un poste que contiene carteles de distancias kilométricas a diferentes lugares del mundo.
Viejo hospicio de Benasque |
Poste de distancias |
La última etapa de este viaje, como venía siendo habitual los últimos años, transcurrió en Aínsa, una de las villas medievales más bonitas de Aragón. Su casco viejo, su castillo, sus dos ríos (Cinca y Ara) y sus afamados restaurantes pusieron la guinda a cuatro maravillosos días en el Pirineo oscense.
Río Ara en Aínsa |
La ruta comienza de buena mañana en Benasque. Descendimos por la carretera que sigue el río Ésera, pasamos por Castejón de Sos, continuamos encajonados por el desfiladero del Ventamillo y, pasada la población de Campo, abandonamos el valle del Ésera para enlazar con el del Cinca. El viaje concluye en el aparcamiento del castillo de Aínsa.
Castillo de Aínsa |
Plaza Mayor desde el castillo |
En el coqueto casco antiguo de Aínsa, de origen medieval, nos aupamos hasta la muralla del castillo (siglos XI-XVI), paseamos por la porticada plaza mayor (siglos XIII-XV) y caminamos pausadamente por sus calles de origen medieval, con almuerzo incluido en el restaurante El Paso.
Restaurante El Paso |
Río Cinca desde el restaurante |