Montlluís |
Concluida la excursión a las Gorges del Segre, con almuerzo incluido en la senda, aprovechamos la tarde para realizar un pequeño recorrido por la Cerdanya francesa. Tomamos la N-116 y, superado el puerto de La Perxa, le Perche en francés (1.581 m), nos dirigimos al valle del Tet.
Nos detuvimos en Montlluís o Mont-Louis, población fundada en 1613 por el rey francés Luis XIV a raíz del Tratado de los Pirineos. El estratégico enclave, entre la Cerdanya y el Conflent, resultó ideal para erigir una Ciudadela fortificada con la que proteger el nuevo territorio.
Pretendíamos redear la Cerdanya por el norte y para ello tomamos la sinuosa carretera D-618. Esta ruta serpentea entre bosques extensos de pino negro. A mano derecha vimos las pistas de Font-Romeu y más adelante, tras bordear el enclave de Llivia, iniciamos un nuevo ascenso junto al río Querol por la N-20.
Y así fue como llegamos a La Tor de Querol, o Latour de Carol en francés, pequeño pueblo ubicado a 1.231 metros de altitud, en el valle del río Querol.
La Tor destaca por su castillo, una fortaleza de la que solo quedan dos torres, que se alza en lo más alto de un cerro pétreo, en torno al cual se desparrama el núcleo urbano.
La Tor de Querol es un municipio de poco más de 400 habitantes que también comprende los pueblos de Quers, Riutés, Sant Pere de Sedret y, el más antiguo, Iravals. La arquitectura rural del siglo XVIII típica de la Cerdaña, y el magnífico paisaje de bosque frondoso y muros de piedra seca que le rodea hace que este pueblo haya sido siempre una fuente de inspiración para muchos pintores.
En la parte baja del municipio cabe destacar la estación internacional de ferrocarril, que se caracteriza por tener tres anchos de vía: europeo, ibérico y vía estrecha (Tren Amarillo o tren Jaune), con tres tipos diferentes de alimentación eléctrica.