Refugio de La Culassa |
Partimos a mediodía de Llivia, municipio español enclavado en territorio francés. Para llegar al inicio de la senda seguimos una carretera local (la D33), que remonta el río Segre en dirección a Llo (1.390 metros), uno de los pueblos más pintorescos de la Cerdaña.
A partir de Llo, circulando por una nueva carretera local, alcanzamos el cauce del río Segre. Estacionamos el vehículo en el parquing de los Baños de Llo, que a sus 1.407 metros de altitud supuso el inicio de la senda.
Iniciamos la caminata por la orilla derecha del río Segre, por entre un bosque que hacía muy agradable la subida. Apenas nos cruzamos con otros senderistas, lo cual me sorprendió por estar en Semana Santa.
Poco después, atravesamos un puente y continuamos el ascenso por la margen izquierda del río. El rumor del agua, que baja en continuos saltos, nos acompaña en este tramo de la senda.
El siguiente tramo es el más espectacular de la ruta, con el río encajonado en las Gargantas del Segre, Gorges en catalán. Aquí comienzan las primera rampas serias.
Ganamos mucha altura al final del desfiladero y esto nos permitió contemplar una bella vista panorámica del macizo del Carlit nevado. Esta sierra, que casi alcanza los tres mil metros de altitud, cierra la Cerdaña por el norte.
Con el Carlit a nuestras espaldas, fuimos ascendiendo por tramos muy empinados, con la compañía de grandes neveros, que a la sombra de la montaña se resistían a desaparecer.
Después de superor algunos tramos revirados, al fin pudimos avistar, a mano izquierda, el refugio de La Culassa, final de nuestra ruta. Estábamos a 1.834 metros de altitud, muy cerca del nacimiento del Segre.