Ciudad Fortificada de Vilafranca |
Nueve kilómetros separan Sant Miquel de Cuixà de Vilafranca de Conflent (Villefranche en francés); los seis últimos, desde Prades, se realizan por la conocida N116 remontando el río Tet.
Aparcamos en la parte baja del municipio, junto al cementerio, y siguiendo el curso del río Cady alcanzamos la Puerta de Francia, la entrada oriental a la Ciudad Fortificada.
Levantando la vista por encima de la Ciudad Fortificada, en la ladera del monte Belloc, divisamos el fuerte Liberia, un edificio militar del siglo XVII construido para proteger la villa tras su conquista española en 1793.
Una vez paséis bajo el umbral de la Puerta de Francia accederéis al interior de la Ciudad Fortificada, construida entre 1669 y 1687 por el ingeniero militar Marqués de Vauban.
Junto a la Puerta de Francia se abre la plaza del Genio, un espacio diáfano rodeado de murallas y de bonitos recovecos. En la plaza se hallaba la taberna Le Canigou, la que elegimos nosotros para almorzar. El plato del día, sencillo tirando a justo, costaba 20€, e incluía la bebida.
La Ciudad Fortificada está recorrida de este a oeste por dos largas calles dispuestas en paralelo: San Juan y San Jaime, caracterizadas por sus casas empedradas y sus fachadas decoradas con plantas y flores.
En la calle San Juan, por ejemplo, encontraréis restaurantes y bares, y los aficionados a las compras disfrutaréis con galerías de arte, puestos de artesanía local y tiendas de recuerdos.
Calle San Juan |
Calle San Juan |
En la parte intermedia de la calle San Juan veréis la Torre de Solanell (siglo XIV), una torre de planta cuadrada de 20 metros de altura que carece de puerta de acceso desde la calle. Se entraba a través de una ventana con la ayuda de una escalera de madera que quitaban o ponían según las necesidades. Con el tiempo la torre tuvo la función de hospital militar.
Cerca de la torre de Solanell, por una bocacalle que lleva hacia el puente de San Pedro, podréis ver el puente ferroviario de hierro que cruza el río Tet. A pocos metros se encuentra la estación del tren Jaune (Amarillo), que une Vilafranca con la Tor de Querol, en la Cerdaña.
En la parte alta de Vilafranca se encuentra el Ayuntamiento, del siglo XII, edificio que en sus orígenes fue la Veguería del Conflent y que durante un tiempo funcionó como prisión del pueblo. En su fachada aparece el escudo de Villefranche de Conflent.
En la muralla occidental de Vilafranca se abre la Puerta de España, construida en 1791 para reforzar las defensas de la ciudad. La puerta destaca por el mecanismo que accionaba el puente levadizo, y que en la actualidad está fijo.
El ingeniero Marqués de Vauban fortificó la ciudad con elementos defensivos que todavía se conservan, como su extensa muralla, visible en numerosos puntos.
Otro de los atractivos de Vilafranca lo constituyen sus cuevas. Y hay tres: Canaletas, Gran Canaletas y Bastera, la que nosotros visitamos, ubicada junto a la muralla sur. La entrada es gratuita, sólo te piden una pequeña propina (no obligatoria) para el necesario mantenimiento.
En el interior nos atendió el señor Castillo, el propietario de la cueva, que nos proporcionó un par de hojas descriptivas que luego tuvimos que devolver. Unas estrechas y empinadas escaleras, dispuestas en dos tandas (124 escalones en total), nos condujeron hasta el interior de la cavidad.
Escaleras de acceso |
Escaleras de acceso |
La cueva consta de varias galerías, todas iluminadas y bien señalizadas. En una de ellas descubrimos unas aberturas en la montaña, a modo de ventanas, que nos brindaron una sorprendente perspectiva del valle del río Cady.
Y en otra galeria, la más larga, vimos curiosas formaciones geológicas, con pequeñas estalactitas incluidas. La visita nos llevó menos de media hora, y antes de salir dimos una propina al señor Castillo.