A quince minutos de Tui, cruzando a pie el Puente Metálico Internacional por los pasillos laterales (o cinco minutos si se realiza en coche), se alza la imponente fortaleza de Valença do Minho. Desde fuera, su imponente muralla llama la atención de propios y extraños, incluso se divisa perfectamente desde la Catedral de Tui.
Para visitar la fortaleza os aconsejo que dejéis el coche en el solar habilitado como aparcamiento ubicado junto a la entrada principal del recinto. A nosotros sólo nos costó 1 euro.
La fortaleza de Valença es el principal atractivo de la ciudad y una de las fortificaciones más impresionantes de Portugal. Construida entre los siglos XVII y XVIII en estilo Vauban, combina arquitectura militar y vistas panorámicas espectaculares.
Las puertas de entrada a la fortaleza, como la Porta do Sol y la Porta da Gaviarra, son monumentos en sí mismas, con detalles arquitectónicos que reflejan la importancia histórica y defensiva del lugar.
Porta do Sol |
Porta do Sol y calle Sánchez Freire |
La fortaleza está formada por dos grandes recintos amurallados interconectados por túneles, fosos y puertas monumentales. A través de la Porta do Sol accedimos al recinto norte, el más grande.
Las primeras sensaciones, nada más abordar la peatonal calle Sánchez Freire, fueron fabulosas. Las casas presentaban la típica arquitectura tradicional de la zona, con los bajos ocupados por tiendas de artesanía. Apenas había turistas.
En el lado oeste de la fortaleza se localiza el Revellín de la Fonte, uno de los muchos baluartes con que cuenta el recinto. Si el día acompaña, las vistas os fascinarán.
En el centro del recinto norte se halla la iglesia de San Esteban, un templo originariamente románico, levantado en el siglo XIII, reconstruido en estilo neoclásico en 1792, con planta longitudinal.
El segundo templo religioso que cabe destacar en la fortaleza es la iglesia Matriz de Santa María dos Anjos, con orígenes románicos que datan del siglo XIII. Su interior combina elementos góticos y renacentistas.
En la parte posterior de la iglesia podréis ver más ejemplos de arquitectura popular, como la Casa do Poço, un prestigioso hotel de Valença. (Por si os queréis alojar en él).
Los baluartes son una válvula de escape a la muchedumbre que acostumbra a moverse por las calles interiores de la fortaleza (no fue el caso ese día). En el cuidado césped, junto a las garitas, descubriréis viejos cañones de artillería.
Son muchos los miradores que presenta la fortaleza, tantos como baluartes existen: Baluarte de Sao Joao, Baluarte del Carmo, Baluarte del Socorro, Baluarte de Lapa, etc.
Las murallas y los baluartes de la fortaleza son magníficos miradores que ofrecen vistas espectaculares del río Miño, la ciudad de Tui al otro lado de la frontera y el paisaje verde que rodea la zona. Es un lugar perfecto para tomar fotos.
Uno de los baluartes más visitados, gracias a sus impresionantes vistas de Tui, el Puente Internacional y el río Miño, es el Baluarte del Socorro, conocido popularmente como "El Mirador de la Fortaleza".
En la parte intermedia de la fortaleza se encuentra el Baluarte da Lapa. Desde él se accede a una de las zonas verdes más grandes de todo el recinto.
A través de la Porta do Meio (del Medio) accedimos al recinto sur de la fortaleza, más pequeño que su vecino del norte. La puerta, formada por un arco de medio punto, está rematada con un frontón superior o escudo.
En el recinto sur de la fortaleza podéis ver algunos edificios religiosos. Si avanzáis por la calle Sánchez Freire encontraréis la pequeña capilla de las Almas, que destaca por su reducido tamaño en la placita que la acoge.
Avanzando por la calle Sánchez Freire daréis con la Pared de Agua, un largo murete del que rezuma agua de forma permanente. A los más pequeños les encantará colocar las manos en la pared, para jugar con el agua que cae.
Y más hacia el sur, en la gran explanada de tierra abierta en el recinto, se alza el Monumento a los Combatientes de la Gran Guerra, una obra que no le quita protagonismo a los baluartes próximos (Santa Ana, San Jerónimo y Santa Bárbara), ni al revellín de Coroada.
En la fortaleza hay varios restaurantes, que por estar en un enclave muy turístico, tienen precios un pelín elevados. Aun así, decidimos quedarnos para poder completar la visita al recinto. Elegimos el restaurante O Limoeiro, especializado en comida tradicional del norte de Portugal.
Como no podía ser de otra forma, tratándose de Portugal, elegimos platos que incluían bacalao. Y nos gustó lo que comimos. Los postres caseros también estuvieron a la altura.
El Bajo Miño ocupa un área muy bien definida, abarca desde el estuario (desembocadura) hasta la provincia de Orense. La orilla norte pertenece a la provincia de Pontevedra y la sur a la vecina Portugal. Esta jornada en coche, la cuarta, transcurre a caballo entre España y Portugal.