Desde su nacimiento a los pies del Viñemal, pico fronterizo con Francia de 3.298 metros de altitud, y hasta su unión con el río Cinca en Aínsa, el río Ara (el único sin regular y el más largo del Pirineo), recorre los valles de Bujaruelo y Broto, así como las tierras bajas de Boltaña.
Río Ara en San Nicolás de Bujaruelo |
Plaza Mayor de Aínsa desde el castillo |
Hasta el momento he realizado tres rutas por el valle, desde el Bajo Ara (Boltaña y Aínsa), pasando por el valle de Broto (parte intermedia) y, quizá la más interesante, la del Alto Ara, que se corresponde con el valle de Bujaruelo, uno de los parajes más desconocidos del Pirineo español.
El valle de Broto se extiende por la parte media del río Ara. Es una sucesión de extensos prados que comienzan en el barranco del Sorrosal. El primer día, tras una visita al valle del Cinca, visité Torla, Sarvisé y Broto, la capital del valle.
Los Pinarillos. Sarvisé |
El río Ara, en su curso medio, fluye por el valle de Broto, un remanso de paz rodeado de altas sierras y pintorescos pueblos de alta montaña, como Sarvisé, núcleo ubicado en la encrucijada del río Ara con la carretera que bordea el Parque Nacional de Ordesa por su vertiente sur. Los Pinarillos, en Sarvisé, es la casa de vacaciones donde me suelo alojar cada vez que visito Ordesa.
Al norte de Sarvisé, por la carretera que conduce al valle de Ordesa, se encuentra Broto, pueblo de arquitectura plenamente pirenaica. A destacar: la iglesia gótica de San Pedro, con portada románica; una torre defensiva almenada y la cascada doble del Sorrosal, de visita obligada.
Al norte de Broto, en las puertas del valle de Ordesa, y con las contundentes paredes del Mondarruego como invariable telón de fondo, aparece Torla, un apretado núcelo con un bello perfil coronado por la torre de la iglesia. No os perdáis el museo Etnográfico y varias casas señoriales como Casa Viu y Casa Oliván.
El valle de Bujaruelo, de gran belleza y de casi veinte kilómetros de longitud, está declarado Reserva de la Biosfera. Alberga frondosos bosques de hayedos y abetales, extensos prados y media docena de lagos. En su cabecera se encuentra el Viñemal o Comachivosa, de 3.298 metros de altitud, el pico más alto del Pirineo axial.
Puente románico en San Nicolás |
Valle de Otal |
El primer tramo por el valle de Bujaruelo, de unos seis kilómetros de longitud, transcurre en coche. Comienza en el puente de los Navarros y finaliza en San Nicolás de Bujaruelo, junto la puente románico, origen de múltiples excursiones por la zona.
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La entrada al valle de Bujaruelo se encuentra al norte de Torla, en el Puente de los Navarros, lugar donde el río Ara se une al Arazas (río proveniente del cercano valle de Ordesa). Una pista forestal remonta el valle por un angosto cañón, por cuyo fondo corre el río Ara entre bosquecillos de abetos, pinos y helechos. Los rincones donde poder detener el vehículo para observar los murallones que flanquean el valle son muchos. Algunos de ellos son: la garganta de los Navarros, el puente de Sana Elena o puente Nuevo, donde las aguas procedentes del salto de Carpín cruzan el camino, y la garganta de Bujaruelo.
Al final de pista, en el fondo de un pequeño circo, aparece el caserío de San Nicolás de Bujaruelo (1.338 metros), que consta de un mesón, las ruinas de una iglesia románica del siglo XIII y una edificación destinada a cuartel de la Guardia Civil. Un rústico puente románico da paso a la otra orilla del Ara y al camino que lleva al puerto de Bujaruelo (2.257 metros), fronterizo con el valle de Gavarnié, en Francia, senda que nosotros no seguimos.
Junto al puente románico de San Nicolás parte por la margen izquierda del Ara la senda GR-11 (Gran Ruta de los Pirineos), que en los primeros tramos forma parte de la pista forestal que sube al valle de Otal, si bien no es apta para vehículos no atorizados. Esta pista es la que seguimos nosotros para descubrir el sorprendente valle de Bujaruelo.
Esta ruta transcurre por el valle principal de Bujaruelo y sigue el río Ara desde San Nicolás hasta el puente de Ordiso, lugar que acoge el refugio de El Vado. Se trata de seguir el sendero GR-11 o ruta transpirenaica, con el aliciente de movernos por un valle muy tranquilo, a los pies del colosal Viñemal o Comachivosa (3.298 m), el pico más alto de la cordillera axial.
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La senda parte de San Nicolás de Bujaruelo, junto al bonito puente románico. Su tramo inicial discurre por el lado izquierdo del valle, y apenas hay pendiente. Estos primeros metros forman parte de la pista forestal que sube al valle de Otal, si bien no es apta para vehículos no atorizados. Aquí podremos apreciar el bosque bajo, repleto de hayas, abetos y pinos. En el margen derecho avistaremos los barrancos de Crapera y Lapazosa, cuyas aguas descienden de forma estrepitosa de la cordillera axial (fronteriza con Francia).
A partir del puente de Oncins (1.360 metros), la senda discurre por la otra orilla del Ara y gana mucha altura en pocos metros. Atravesamos una zona boscosa, donde el río es sólo un murmullo, pues se encuentra varios metros bajo nuestros pies. Poco después la pendiente se modera y volvemos a situarnos junto al río Ara. Por delante ya avistamos a nuesta derecha el bonito salto de El Pich, con abundante agua que cruza el camino. Veinte minutos después encontramos a nuestra derecha un refugio de pastores llamado El Vado (1.591 metros). Aquí dejamos la pista para descansar en una pradera. Al fondo tenemos el puente de Ordiso, cuya senda conduce al valle del mismo nombre.
La senda GR-11 comunica el valle de Bujaruelo con Panticosa, en el valle de Tena, pero nosotros no llegamos a coronar el puerto. Nos quedamos en la extensa pradera junto al Ara, frente a la entrada del pequeño valle de Ordiso. Un poco más al norte, a nuestra derecha, se proyectaba la sombra del macizo del Viñemal, cuya cumbre (3.298 metros) constituye la cima más alta de los Pirineos ubicada en la cordillera axial (separa Francia de España). Recordemos que las cimas más altas (Aneto, Posets y Monte Perdido) se encuentran completamente en territorio español.
El tranquilo valle de Otal, de origen glaciar, está orientado de este a oeste a los pies de la sierra de Tendeñera. Se accede a él desde San Nicolás de Bujaruelo y su principal virtud es que no está masificado. Si nos movemos con sigilo, podremos avistar alguna que otra marmota curiosa.
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Por la mañana habíamos caminado por el valle de Bujaruelo, desde el puente Románico hasta el refugio de El Vado, en la entrada del valle de Ordiso. Por la tarde, tras almorzar unas ricas hamburguesas en el mesón de San Nicolás, acometimos la segunda excursión del día, al tranquilo valle de Otal.
El inicio de esta senda coincide con el tramo de GR-11 que habíamos hecho por la mañana. Partimos del puente románico (no hay que cruzarlo), a 1.338 metros de altitud, y remontamos el río Ara por su orilla izquierda. Se trata de una pista forestal que no es apta para vehículos no atorizados. A la altura del puente de Oncins (1.360 metros), la pista se desvía a la izquierda y deja el valle del Ara. La subida es suave porque se realiza en continuos zig-zag. Al fondo tenemos las cordillera axial, montañas nevadas que hacen frontera con Francia. Es un paisaje alucinante, muy boscoso y con las cumbres cubiertas de nieve.
Transcurridos 50 minutos alcanzamos la entrada al valle de Otal (1.643 m), punto donde la senda discurre junto al río del mismo nombre. Otal es un amplio rectángulo tapizado de una extensa alfombra de verdes praderías con abundancia de manantiales. El río serpentea por el fondo de un valle flanqueado por montañas que superan los 2.500 metros de altitud. En su cabecera podemos ver el circo de Otal, presidido por la mole del Tendeñera, de 2.853 metros.
El recorrido principal (GR-11), desde la Pradera de Ordesa hasta la Cola de Caballo, es el que suelen realizar los montañeros que visitan el valle. Atraviesa bosques caducifolios y abetos y está salpicado de bellas cascadas.
Cascada Cola de Caballo |
En Semana Santa, el acceso al valle de Ordesa está restringido a los vehículos. Una flota de autocares une Torla con la Pradera de Ordesa cada pocos minutos a un precio razonable. En Torla hay un gran aparcamiento ubicado junto al río Ara, y la parada del bus está a pocos pasos.
Torla desde el aparcamiento |
Aparcamiento de la Pradera |
En la Pradera de Ordesa se toma el camino de Soaso por el fondo del valle (GR-11), remontando el río Arazas entre bosques caducifolios y abetos. A nuestra izquierda aparece el desvío que lleva al Circo de Cotatuero, que no tomaremos. Poco después aparecen, por este orden, las cascadas de Arripas, La Cueva y del Estrecho, todas ellas de obligada visita.
A continuación atravesamos un tupido bosque de hayas, que da paso a una zona de pastizales y de masas de pino negro. Más arriba, en las Gradas de Soaso, el río se descuelga formando repetidos escalones. En este tramo nos sorprendió la lluvia.
Finalmente, el camino discurre por la zona llana y herbosa del circo de origen glaciar de Soaso, desde donde se obtiene una buena panorámica del macizo de Monte Perdido. Al final del trayecto, en la cabecera del valle, alcanzamos la cascada de la Cola de Caballo. Estamos a 1.850 metros de altitud. Más arriba, en la cara sur del monte Perdido, se encuentra el refugio de Góriz (2.200 m), pero la pertinaz lluvia desaconsejó auparnos hasta él.
Esta ruta transcurre por la parte baja del río Ara, en cuyas orillas se localizan poblaciones como Fiscal, Asín de Broto y Aínsa, la villa más importante de la comarca del Sobrarbe. Junto a la carretera N-260 también es posible avistar el pueblo abandonado de Jánovas.
Aínsa desde la muralla |
Al sur de Sarvisé, en dirección a Aínsa, encaramada a 1.103 metros de altitud, se localiza la pequeña población de Asín de Broto, que destaca por su iglesia del siglo XVI. Junto a ella, pastando en un prado verde, pudimos ver a un nutrido grupo de ovejas.
Fiscal, por medio de un nuevo túnel (actual N-260), está unida desde hace poco con Sabiñánigo, en la vecina comarca del Alto Gállego. Edificada junto al río Ara, en Fiscal pudimos ver la ermita de Jesús Nazareno, la torre fortaleza y la portada románica de la iglesia de Jánovas, del siglo XIII, (se trasladó a este emplazamiento para salvarla del embalse de Jánovas).
La construcción del embalse de Jánovas, en el desfiladero que lleva su nombre, inundó las mejores tierras del valle del Ara y trajo consigo la expropiación forzosa de todos los pueblos afectados, como Jánovas, cuyo núcleo abandonado es visible desde la carretera N-260.
La ruta concluye en Aínsa, la capital del Sobrarbe. En su coqueto casco antiguo, de origen medieval, nos aupamos hasta la muralla del castillo, paseamos por la porticada plaza mayor y caminamos pausadamente por sus calles de origen medieval, con almuerzo incluido en uno de sus muchos restaurantes.