Puerto de Ciutadella |
Teníamos la intención de comer en alguna playa de Ferreries, en Macarella o Macarelleta, por eso hicimos un alto en este pequeño pueblo para abastecernos de comida y bebida. A continuación, tras cubrir siete kilómetros de buena carretera asfaltada, llegamos a Cala Mitjana, una hermosa bahía natural rodeada de pinares.
No debimos movernos de Cala Mitjana, pero Macarella y Macarelleta nos aguardaban a menos de dos kilómetros en coche, y todos teníamos ganas de bañarnos en esas exquisitas aguas. El caso es que en días anteriores hubo temporal en las islas Baleares y el oleaje todavía era intenso en Macarella, una de las playas estrella de Menorca. El agua se manifestaba en todo su apogeo, y además de provocar resaca y turbulencias, contenía ramas, maleza, algas...
Cala Macarella |
Cala Macarella |
Pensamos que la cosa estaría mejor en Macarelleta, la hermana menor, pero no fue así. El agua golpeaba con fuerza la arena, arrastrando más maleza y no permitiendo un baño cómodo. Y pese a este contratiempo, nos dimos unos buenos chapuzones en la cala.
Caminando por la senda |
Avistamos Cala Macarelleta |
La cosa no mejoró a mediodía. Desde un pinar próximo a la playa, tras la ingesta de un rápido almuerzo, decidimos ahuecar el ala y probar suerte en alguna cala del norte de la isla.
Cala Macarelleta |
Cala Macarelleta |
Tardamos poco más de media hora en llegar al norte de la isla, concretamente a Cala Morell, una playa perteneciente a Ciutadella. La cala no era como las que acabábamos de dejar en el sur, boscosas y sin apenas población. Aquí había edificios y mucho ajetreo. Lo que más me gustó fueron las altas rocas que custodiaban la zona de baño.
En Menorca podéis seguir esta norma: si las calas del sur están revueltas, marchad de inmediato al norte; y viceversa. A nosotros nos funcionó.
A última hora de la tarde visitamos Ciutadella, la segunda ciudad de la isla, por detrás de Mahón. La villa cuenta con un exquisito patromonio artístico que comienza en la céntrica plaza del Borne y continúa por la calle Mayor, que conduce a la catedral. Un paseo por el puerto con cena de caldereta incluida marcó el final de la jornada.