Esta ruta de dos horas de duración comienza en la plaza de Cataluña, uno de los centros neurálgicos de la ciudad. De ella parten importantes avenidas que se dirigen a diferentes puntos turísticos, caso del paseo de Gracia, portal del Ángel y Las Ramblas.
La plaza suele congregar a mucha gente, a todas horas, foránea y autóctona por igual, que gusta rodearse de palomas. En un lateral se pueden ver las Fonts Besones, sin agua debido a la pertinaz sequía; y en cuanto a edificios, uno de los más emblemáticos es el Banco de España, inaugurado en 1955.
Las Ramblas, con sus 1,2 kilómetros de longitud, la convierten en la alameda más céntrica de Barcelona. Atraviesa el corazón del centro histórico, lo que la convierten en un paseo vibrante y animado. Esa mañana, decenas de personas la abordaban desde la plaza de Cataluña y la calle Pelayo.
La parte superior de Las Ramblas es conocida como Rambla de Canaletes. Aquí, junto a la Fuente de Canaletes, celebra el Barça sus títulos. Este es el punto de arranque de un fascinante viaje en el tiempo que nos trasladará hasta el puerto o Port Vell.
A partir de Canaletes, el turista debe prestar atención a los puestos que jalonan ambos lados del paseo, un espacio compartido por floristerías, kioscos, puestos de información y de venta de entradas, tiendas de regalos, heladerías, etc.
Es menester recalcar que en estos lugares concurridos conviene extremar las precauciones, evitando que los amantes de lo ajeno hagan su agosto robando bolsos, carteras, móviles, etc. Llevad vuestras pertenencias de forma segura.
Al inicio de la calle Portaferrissa conviene prestar atención a la Fuente de Portaferrissa, construida en el siglo XIII. Construida en piedra, en la actualidad permanece adosada a la fachada de una vivienda, en el mismo lugar donde se ubicaba la puerta Ferrissa de la segunda muralla de la ciudad.
Este monumento histórico, el primero que veremos en nuestro deambular por Las Ramblas, no deja a nadie indiferente. La fuente cuenta con dos caños, está bastante bien conservada y sigue en uso. Se trata de una obra anónima, si bien deja claro entrever la calidad artística de su ejecutor.
En la acera opuesta a la fuente de Portaferrissa se halla la iglesia Mare de Deu de Betlem, un templo que se caracteriza por la simplicidad del trabajo arquitectónico del interior en contraste con el marcado estilo barroco de su fachada.
A una manzana de esta parroquia, sin cambiar de acera, podremos ver el Palacio de la Virreina, construido en el siglo XVIII. Actualmente, el edificio es la sede del departamento de cultura de la ciudad, y acoge exposiciones y eventos.
La siguiente parada en la ruta, obligada, transcurre en La Boquería, concurrido mercado municipal cubierto, popular por sus puestos de carne, verduras, queso y otros alimentos.
El mercado de Sant Josep, como es conocido oficialmente, es un reclamo para los turistas. En su interior se pueden adquirir desde cucuruchos de jamón y vasos de fruta fresca, hasta ricas tapas en alguno de sus bares.
En esta zona de Las Ramblas nos llamó poderosamente la atención la Casa de Bruno Cuadros, del siglo XIX, un edificio con elementos orientales en su fachada, abanicos y paraguas, reminiscencia de la antigua tienda de paraguas que ocupó el local de la planta baja.
Conocida popularmente como la Casa de los Paraguas, en su fachada premodernista destaca, por encima de todos los elementos, un dragón de hierro forjado sosteniendo un farol. La placita de la Boquería, además de esta singular casa, acoge otros edificios que también exhiben bonitas fachadas.
Nuestro paseo por Las Ramblas no está exento de sorpresas. A la altura de la parada de metro de Liceu, veréis a mano derecha (sentido descendente) el Gran Teatro del Liceo, construido en el siglo XIX en estilo modernista. Fue reconstruido de nuevo el año 1999 debido a un incendio que lo destruyó por completo.
A una manzana del Liceo, en la acera opuesta, se halla la calle que da acceso a la plaza Real, un lugar evocador del barrio Gótico. Tiene forma rectangular y en todo el perímetro se pueden ver los arcos que dan acceso a los soportales.
La plaza Real es un lugar de encuentro de autóctonos y foráneos, bien alrededor de la fuente, bien en alguna de sus terrazas. Los sábados y los domingos por la mañana, en la plaza se instalan paradas donde se vende prácticamente de todo.
El último tramo de Las Ramblas, el más ancho de todos, es conocido como Rambla de Santa Mónica. Aquí podréis ver puestos de bisutería y de otros artículos, además de las famosas estatuas vivientes.
En la calle Nou de la Rambla, vial que cruza el barrio del Raval hasta el Paralelo, se encuentra el Palau Güell, edificio diseñado por Antoni Gaudí y encuadrado en la corriente del modernismo catalán.
La Rambla de Santa Mónica es la antesala del puerto más antiguo de Barcelona, el Port Vell, un lugar reservado para la estatua de Cristóbal Colón, que por el momento no se mueve de su pedestal.