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![]() El Partenón de la Acrópolis |
Esa noche habíamos dormido en la sala de sillones del barco Panagia, en la ruta que nos trasladó de Santorini a El Pireo por aguas del mar Egeo. A primera hora de la mañana, gracias al billete Interrail, pudimos viajar por la patilla hasta la estación de Larisa, o del Norte, la principal de Atenas.
Dejamos las mochilas de forma gratuita en el albergue juvenil de Atenas y minutos después, a través de la plaza Omonia, alcanzamos la céntrica calle Ermou.
A los pies de la Acrópolis, entre los barrios de la Plaka y Monastiraki, tenéis buenos ejemplos de arquitectura griega clásica. De camino a la Acrópolis vimos la Ágora Romana, el lugar donde se impartía justicia en la antigua Atenas.
La subida a la Acrópolis desde La Plaka es una experiencia enriquecedora. Una vez se deja atrás la Ágora Romana y las últimas casas, podréis ver Atenas a vista de pájaro, con los templos de la Ágora Griega a vuestra izquierda.
Mi colega Isidoro y yo ya habíamos visitado la Acrópolis ocho años atrás. Sin embargo, no nos tembló el pulso a la hora de acercarnos a la taquilla para adquirir nuestro salvoconducto a uno de los sitios arqueológicos más impresionantes de Grecia.
Los Propileos son el único acceso occidental a la Acrópolis de Atenas. Fueron construidos en el marco del programa monumental de Pericles entre 437 a.C. y 431 a.C. Una vez superéis estos empinados escalones, podréis ver a vuestra derecha el teatro Odeón, erigido en el año 161 d.C. gracias a la gran fortuna del cónsul romano Herodes Ático.
La Acrópolis, o "ciudad alta" (156 metros), es un recinto defensivo y de culto que no deja a nadie indiferente, da igual las veces que se visite. Caminar por esta explanada te traslada a una época de esplendor.
Volví a quedar impresionado cuando rodeé el fabuloso Partenón (siglo V a.C.), el mayor templo de su época, considerado como el monumento que mejor encarna la gloria que vivió la Grecia clásica.
El otro edificio que detaca en la Acrópolis es el Erecteión. Considerado como el templo más importante de la mitología griega, era un lugar de culto a Poseidón (dios del mar) y Atenea (diosa protectora de la ciudad de Atenas).
En la parte alta del templo Erecteión podréis ver las Cariátides, estatuas con forma de mujer que hacían las veces de columnas (soportaban el peso del piso superior). Las figuras que actualmente se encuentran en el lugar son réplicas de las originales, cinco de las cuales pueden apreciarse en el moderno Museo de la Acrópolis.
No le dimos mucha importancia, pero el cielo se estaba cubriendo de feas nubes negras mientras contemplábamos el templo de Zeus Olímpico, o de Olimpeión, desde la Acrópolis.
A los pies de la Acrópolis, por el lado sur, veréis el recinto amurallado que acoge los teatros Odeón y Dionisos. Vale la pena recorrer esta zona para tener otra perspectiva de estos edificios.
El teatro de Dionisos, del siglo VI a.C., se encuentra enclavado a los pies de la Acrópolis y está considerado como el más antiguo del mundo. Fue también el mayor teatro de la antigua Grecia. Caminado por el graderío pude comprobar sus grandes dimensiones.
Comenzó a llover mientras visitábamos el teatro. Y lo que parecía ser un pequeño chaparrón derivó, en pocos minutos, en una tormenta de grandes proporciones. Dionisos no tenía techumbre bajo la que guarecerse, así que corrimos hacia el vecino teatro Odeón, con sus arcos de piedra.
Estuvo diluviando durante media hora. Los arcos del teatro Odeón no nos protegieron como esperábamos y acabamos empapados de pies a cabeza. Cuando la tormenta pasó, nos presentamos en La Plaka a tiempo de almorzar. Una pita, acompañada por una cerveza local, nos revitalizó tras el tremendo susto.
Esa mañana habíamos visto obras por toda Atenas, mostrándonos su cara más fea y desaliñada. Y por la tarde, debido a la tormenta, vimos zonas inundadas, con ramas de árboles obstaculizando las calles. El estadio Kalimármaro no se libró del fuerte aguacero, y los charcos campaban por la pista.
El viejo estadio Kalimármaro, o Panatinaikó, había acogido la primera edición de los Juegos Olímpicos Modernos en Atenas 1896, y ya estaba listo para acoger los Juegos de 2004. Como hiciéramos ocho años atrás, apostados en la grada, disfrutamos de una fabulosa vista panorámica de la Acrópolis.
En el enorme espacio situado entre el estadio Kalimármaro y el barrio de la Plaka se encuentran las ruinas del Olimpeión, o templo de Zeus Olímpico, comenzado en el siglo VI a.C. y terminado durante el reinado del emperador Adriano, en el siglo II.
En la explanada que acoge el templo de Zeus son visibles las pocas columnas que aún quedan en pie. Hay que pagar entrada para acceder al recinto, aunque desde la valla exterior se puede contemplar perfectamente, ahorrándonos así un dinerito.
No podíamos pasar por Atenas sin pisar la Ágora Griega, considerada como el centro de la actividad política, administrativa, comercial y social de la antigua Atenas. Accedimos al recinto tras recorrer a pie la céntrica plaza de Monastiraki.
Recorrimos este enorme recinto plagado de ruinas de antiguos edificios, con la mirada puesta en el majestuoso templo de Hefesto, o Teseión, del siglo V a.C., uno de los mejor conservados de Atenas y uno de los que representa con más acierto las proporciones y características de los templos de estilo dórico.