![]() |
![]() Plaza de los Fueros. Viana |
Seis kilómetros separan Logroño de Viana por la autovía A-13 y la N-111. Y la forma más rápida de llegar es precisamente por la vieja Nacional. Entrados en Navarra, ya pudimos atisbar el cerro que acoge a Viana.
Encaramada en lo alto de una loma, Viana constituye una parada obligada en el Camino de Santiago, vía que atraviesa el casco viejo por la calle Mayor.
De Viana me sorprendió su escudo, que contiene las barras del reino de Aragón. Y de su casco viejo me encandiló su arquitectura, ejemplificada en edificios como el convento de San Francisco, comenzado a construir en 1642.
El convento fue el primero de los edificios monumentales que aparecieron en escena mientras nos encaminábamos hacia la plaza de los Fueros. Seguidamente, en la calle Nueva, contemplamos la Casa del Diezmo, edificio anexo al Ayuntamiento.
A través de un pequeño arco alcanzamos la plaza de los Fueros, que, entre otros edifcios, acoge el Ayuntamiento y la principal iglesia de la villa, Santa María de la Asunción.
Al final de la calle Mayor, en el flanco oeste del recinto amurallado, se alzan las ruinas de la iglesia de San Pedro. El primer edificio se levantó en el siglo XIII y de él destaca su robusto torreón.
En el siglo XVIII se realizaron unas ampliaciones en la iglesia que maltrataron sus paredes maestras, provocando su derrumbe en 1844. Queda en pie una nave lateral, parte de su cabecera, el torreón y la portada barroca.
La iglesia tiene una planta de tres naves, la central más amplia, divididas todas ellas en cuatro tramos. En las capillas interiores, en techos y paredes, podréis ver restos de pinturas.
Al otro lado de la iglesia, en el rincón que acogió el antiguo cementerio, podréis pasear por los Jardines de Serrat, dedicados al genial cantautor, que suponen un magnífico mirador de la campiña.
El cantante catalán posee una vivienda en Viana, ciudad con la que se siente muy vinculado. Es Hijo Adoptivo de la ciudad desde 2014, y en el jardín un monilito nos recuerda esta efeméride.
Y en el lado opuesto a los jardines, en la otra punta del recinto amurallado, nos acercamos a la plaza del Coso, que acoge un interesante edificio de estilo barroco iniciado en 1655. Su fachada, de piedra de sillería, está dividida en dos niveles y se caracteriza por los arcos y ventanas de medio punto.