Cambio de guardia |
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Moscú, la brillante capital rusa, debía ser territorio hostil a finales de marzo. Había nieve en zonas sombrías y tramos del río Moscova congelados, pero las temperaturas no fueron tan bajas y la visita a los principales monumentos transcurrió mejor de lo que yo imaginaba.
Aterrizamos en el aeropuerto Sheremetievo de Moscú a última hora de la tarde. Un autobús nos recogió a todos y nos dejó, una hora más tarde, en el hotel Izmailovo Beta, en las afueras de la capital. Los empleados tardaron una eternidad en asignarnos habitación. Menuda diplomacia rusa.
Hotel Izmailovo. Vistas |
Hotel Izmailovo |
El primer día en la capital rusa comenzó muy de mañana. El autobús de la mayorista nos trasladó a todos hasta la muralla del Kremlin. Aquí dio comienzo nuestra visita panorámica a la ciudad con un guía de habla castellana. Nos desplazamos hacia el sur, siguiendo el cauce del río Moscova. Pasamos junto a la catedral del Cristo Salvador, de nueva factura, y nos detuvimos momentáneamente para admirar el curioso monumento con forma de falla dedicado a Pedro I el Grande. Minutos más tarde llegamos a la universidad de Lomonosov, presidida por uno de los siete edificios de estilo gótico estalinista que posee la ciudad. Aquí se encuentra uno de los miradores más sobresalientes de Moscú.
A continuación nos desplazamos hasta la Plaza Roja, en el corazón de Moscú, una de las plazas más bellas del mundo. Visitamos los almacenes GUM, contemplamos las murallas del Kremlin, el museo de Historia y la bella iglesia de San Basilio, con sus típicas cúpulas con forma de bulbos. Con la visita a un par de estaciones de metro y un insulso almuerzo en un restaurante próximo a la plaza Resurrección, dimos por concluida la visita panorámica.
Mi colega Carlos y yo pasamos la tarde recorriendo la muralla del Kremlin. Comenzamos en la plaza de la Revolución, que al atardecer nos brindó una nueva perpectiva de la muralla del Kremlin y del Museo de Historia. En el corazón de la plaza vimos el Kilómetro Cero de Rusia, una placa metálica como la que figura en la madrileña Puerta del Sol.
Un extremo de la plaza de la Revolución, el más retirado, acogia el prestigioso teatro Bolshoi, que esa tarde abría al público para representar una obra. El precio era caro y el tiempo escaso, por lo que preferimos contemplar el solemne cambio de guardia frente a la tumba al soldado desconocido. A continuación nos acercamos al río Moscova para admirar la iglesia de San Basilio y la Torre del Agua, la más alta de la muralla que rodea el Kremlin. Y algo más retirado, mientras anochecía, nos acercamos hasta la iglesia del Cristo Salvador, que ya no pudimos fotografiar por falta de luz. Concluimos la jornada regresando al hotel en metro (parada Izmailovskaya).
El segundo día en Moscú, como no podía ser de otra manera, lo dedicamos al Kremlin, uno de los conjuntos monumentales más impresionantes del mundo. Luego nos movimos a pie por los alrededores de la calle Arbat, la más populosa de la ciudad.
El segundo día comenzó a lo grande, visitando por nuestra cuenta el interior del Kremlin, recinto que suma dos kilómetros de murallas de los que emergen veinte torres. Intramuros nos aguardaban gratas sorpresas. Visitamos las catedrales de la Asunción, del Arcángel San Miguel, de los Doce Apóstoles y de la Anunciación; y bajo un frío glacial, admiramos el cañón del Zar (año 1586) y la descomunal campana de la Zarina, fundida en 1735, que nunca pudo repicar.
Después de almorzar paseamos por una soleada y poco concurrida plaza Roja, con visita incluida al museo de Historia, en cuyo interior no pudimos tomar ni una sola foto. Y es que por esas fechas, los móviles con cámara no eran más que un fascinante proyecto.
Plaza Roja. Kremlin |
Plaza Roja. Museo de Historia |
A media tarde estuvimos de compras en la peatonal y atestada calle Arbat, donde presenciamos una manifestación comunista. A lo largo y ancho de este amplio bulervar fuimos asediados por tercos policías rusos que nos pedían una y otra vez los pasaportes (nos pararon cinco veces).
Rumbo a la calle Arbat |
Manifestación comunista |