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![]() Mirador del Bastión de los Pescadores |
Habíamos viajado en el tren nocturno que une Berlín con Budapest, vía Praga y Bratislava, y a primerísima hora de la mañana nos presentamos en Keleti Pu, la estación central de Budapest, situada en el barrio de Pest. Desayunamos a lo grande, pagando con dólares en una panadería, y luego, tras perder casi una hora en un banco situado cerca del Parlamento, conseguimos moneda local, el forinto. El Parlamento húngaro, un ejemplar edificio de estilo neogótico, me sorprendió por su gran tamaño, no en vano el interior alberga la indecorosa cifra de 691 habitaciones.
El río Danubio divide los dos barrios históricos que conforman la ciudad, Buda y Pest. Buda está situado sobre una colina y acoge el castillo y los principales monumentos. Pest, en cambio, es más cosmopolita, con sus amplias avenidas atestadas de comercios. Y cerca del Parlamento, con el río Danubio a nuestros pies, contemplamos la parte alta de la colina, presidida por el Palacio Real.
Iniciamos el ascenso a la colina del castillo cruzando el Danubio por uno de los puentes más famosos y antiguos de la ciudad: el Puente de las Cadenas, inaugurado en 1849, aunque fue reconstruido cien años después, tras su destrucción por los alemanes en la Segunda Guerra Mundial.
La colina sobre el Danubio acoge la parte más antigua de Buda. Frente al Palacio Real se encuentra el mejor mirador de la ciudad, el Bastión de los Pescadores, que te permite ver el Danubio, el Parlamento y el entramado callejero del barrio de Pest.
La aristocrática calle de los Caballeros, o Uri utca, nos condujo hasta la parte más monumental de Buda: el barrio medieval del castillo. Aquí se encentran diversos palacetes, entre ellos el Palacio Real, rodeados de jardines y miradores. Y en la parte más alta de la colina, a la que accedimos por unas interminables escaleras, contemplamos la iglesia de San Matías, del año 1255, el templo religioso más importante de Budapest.
Nuestro siguiente destino interrailero era Múnich. Creíamos que nuestro tren salía de Deli Pu, principal estación del barrio de Buda. Pero nos equivocamos. En ventanilla nos dijeron que nuestro tren partía de Keleti Pu en media hora. "Imposible llegar a tiempo", pensamos los tres. Pero una chica nos oyó hablar en castellano y se ofreció a acompañarnos. Detuvo un taxi, montamos los cuatro y partimos raudos como el viento hacia el barrio de Pest. Llegamos a Keleti Pu a tiempo de subir en el tren de Múnich. El Interrail era así de imprevisible.
No hubo tiempo de despedidas. Agradecimos a la chica su buen hacer desde la puerta del vagón, y le dimos todos los forintos que nos sobraron, pues esa moneda no cotizaba fuera de Hungría. Subir tarde al tren originó que todos los compartimentos estuvieran llenos, y tuvimos que compartir el espacio con otros viajeros.