Al norte de Tamariu la carretera se aparta de la costa para atravesar una de las zonas más agrestes de la Costa Brava. Durante varios kilómetros recorreremos una costa muy quebrada por el azote del mar, repleta de calas y accidentados cabos.
Sobre lo más alto de uno de estos cabos, asomado a una pequeña cala, se encuentra el Parador Nacional de Aiguablava, que engrosa la larga lista de Paradores Nacionales.
Había estado muchas veces en la Costa Brava, pero nunca me había alojado en un exclusivo hotel como éste. El Parador Nacional de Aiguablava, ubicado en un paraje de singular belleza, entre pinos, calas abruptas y aguas de color turquesa, fue el lugar ideal para pasar la noche.
La cala de Aiguablava es la más próxima al Parador Nacional. Una senda abierta en el bosque comunica el edificio con la playa. A última hora de la tarde, tras la larga ruta que habíamos realizado en coche, pude tomar mi anhelado baño en esas frescas aguas (no olvidemos que estábamos a mediados de octubre).
A la mañana siguiente, una vez tomamos el suculento desayuno en el hotel, iniciamos nuestro circuito turístico avanzando hacia Begur por la sinuosa carretera de la costa, entre altos acantilados y pequeñas calas paradisíacas.
La primera parada en la ruta corresponde a Begur, pueblo del que dependen hermosas calas, como Aiguablava, Sa Riera o Sa Tuna, y que cuenta con un rico patrimonio arquitectónico.
Estacionamos el coche en la parte alta de Begur, alejados de las calles peatonales del centro. Esa posición privilegiada nos brindó una excelente panorámica del Castillo, ubicado en lo alto de una loma que acoge restos de ruinas íberas. La fortaleza se construyó en el siglo XI como posición estratégica.
Recorrer a pie el compacto casco viejo de Begur fue un deleite para la vista. Callejeamos sin prisa por calles peatonales, admirando edificios como la iglesia de Sant Pere y la Torre de San Ramón, de 12 metros de altura y 5 metros de diámetro, construida en el siglo XVI para defender las acometidas de piratas moriscos.
Rodeamos la base del Castillo por la calle Vera, que acoge espléndidas casas de indianos, construidas por emigrantes que volvieron de Cuba en el siglo XIX. Las casas de Pere Roger y de Can Sora, en la calle Vera, son buenos ejemplos.
![]() Calle Pi i Ralló |
![]() Casa Can Sora. Calle Vera |
Dos exquisitas playas tiene Begur: Sa Tuna y Sa Riera; y la más accesible, grande y popular es Sa Riera, una cala de arena fina y aguas transparentes, ideal para pasar el día, pues cuenta con una amplia oferta de servicios turísticos y de actividades deportivas.
Esta ruta por el interior del Baix Empordà la realicé en una jornada, tras disfrutar una noche en el Parador Nacional de Aiguablava. Atravesé la comarca de este a oeste, visitando los pueblos medievales de Begur, Pals, Palau-Sator y Peratallada. La última parada corresponde a La Bisbal de Empordà, la capital de la comarca.