Llegamos a Guadalupe por la EX-118, procedentes de Medellín. El pueblo apareció entre las altas colinas que caracterizan la sierra de Villuercas. Desde la carretera, a mano izquierda, contemplamos el viaducto de Guadalupe, perteneciente a una línea ferroviaria que nunca llegó a funcionar.
Cuando aparcas el coche en Guadalupe, lo primero que tienes que hacer es dirigirte a la porticada plaza Santa María de Guadalupe. Es el lugar más visitado de la villa, no en vano aquí se encuentra la entrada principal al Monasterio de Guadalupe.
Situada en el corazón de la villa, la plaza Santa María de Guadalupe está rodeada de edificios históricos, tiendas, bares y restaurantes. Es un lugar ideal para disfrutar de la arquitectura tradicional y la gastronomía local.
En la plaza Santa María de Guadalupe podréis adquirir dulces típicos y la morcilla de Guadalupe, muy sabrosa, que deberéis hervir antes de degustarla.
Llama la atención en la plaza la monumental portada del Real Monasterio de Guadalupe, que como el resto del edificio, fue construida entre los siglos XIV y XV en estilo gótico. Desde la fuente de los Tres Chorros tendréis la mejor panorámica.
La Iglesia de Guadalupe ha sido edificada tres veces a lo largo de su historia, lo que dificulta enormemente poder detallar su origen constructivo, en cuya investigación se han centrado muchos de los estudios realizados en el Monasterio.
El monasterio acoge la imagen de Guadalupe, patrona de Extremadura y reina de la Hispanidad. Si no queréis pagar para ver su figura, además de los museos, podéis contentaros con acceder al interior de la basílica, que es gratis.
Desde la avenida Alfonso Onceno tendréis una panorámica de la fachada oeste del Monasterio de Guadalupe. Aquí se encuentra el acceso a la Hospedería del Monasterio, un hotel clásico que ocupa el claustro del Real Monasterio.
Aparte de la Hospedería del Monasterio, Guadalupe cuenta con un Parador Nacional de Turismo, un exclusivo hotel que ocupa dos edificios del siglo XV.
Si rodeáis el Monasterio de Guadalupe en el sentido contrario a las agujas del reloj, llegaréis al Arco de San Pedro, que formaba parte de una de las tres puertas del recinto defensivo del Monasterio.