Nuestro objetivo en Aranjuez, como el de casi todos los turistas que se acercan a la villa, era visitar el Palacio Real. Todavía era pronto, así que aprovechamos para pasear tranquilamente por las calles del casco antiguo.
Estacionamos cerca del centro histórico, en una zona libre de pago, e inciamos una corta visita por las cuadriculadas calles de la villa. Vimos el Ayuntamiento y la peatonal calle Postas, quizá la más representativa del núcleo antiguo.
De camino al Palacio Real pasamos por la plaza de San Antonio, también conocida como plazuela de la Mariblanca. De forma rectangular, se trata de un magnífico ejemplo del gusto barroco por los grandes espacios urbanos.
Al sur de la plaza podréis ver la iglesia de San Antonio de Padua, de estilo barroco, proyectada en 1750, que destaca por su capilla circular y por su majestuoso pórtico.
Al este del Palacio Real, en la orilla sur del río Tajo, se encuentra el Jardín del Parterre, de estilo francés, construido en 1727 por encargo del rey Felipe V.
En los Jardines del Parterre destacan las distintas variedades de plantas y las fuentes del siglo XIX: fuente de Hércules y Anteo, fuentes de las Nereidas y fuente de Ceres.
En la esquina noreste del Palacio Real, junto a la presa del río Tajo, veréis el pequeño e histórico Jardín de la Reina, declarado Bien de Interés Cultural en 1931.
Al norte del Palacio Real, aprovechando un meandro del río Tajo, se ubica el Jardín de la Isla, uno de los más antiguos del Real Sitio.
El Jardín de la Isla está conformado por un conjunto de fuentes y paseos arbolados junto al río Tajo: fuente de la Boticaria, fuente de Hércules y la Hidra, fuente del Reloj, fuente de Apolo, cascada de las Castañuelas, fuente del Niño de la Espina...
La imagen más fotografiada y admirada del Palacio Real la encontraréis en la plaza de las Parejas, escenario de los desfiles, conmemoraciones y juegos ecuestres propicios de la corte real.
El Palacio Real de Aranjuez fue construido entre 1561 y 1586, durante el reinado de Felipe II, en la fértil vega del río Tajo. Es una majestuosa residencia de la familia real española, que abre al público de martes a domingo.
A las diez de la mañana, y tras pasar cerca de tres cuartos de hora en la absurda cola que se formó frente a las taquillas, accedimos al interior del Palacio Real.
La entrada al palacio te permite realizar un recorrido por la mayoría de las salas: Sala de los Tapices, Salón de la Porcelana, comedor de gala, Salón de la Música, Salón del Baile...
Salón del Baile |
Salón de Porcelana |
En la planta baja, además, podréis admirar una colección de carruajes. Debéis tener presente que las fotos están prohibidas. Afortunadamente pude obtener algunas instantáneas interesantes sin ser visto.
La monumentalidad de este Real Sitio ubicado a orillas del Tajo nos alentó a visitar también los suntuosos jardines que se extienden hacia el este del Palacio Real.
Primeramente visitamos el Museo de Falúas Reales (incluido en la entrada al Palacio Real), edificio donde se exhiben las embarcaciones en las que los reyes paseaban por el río Tajo. Las fotos también estaban prohibidas y esta vez, ante la presencia de vigilantes, acaté las normas.
Más al este contemplamos la Real Casa del Labrador, un edificio neoclásico mandado construir por Carlos IV en el lugar que ocupaba la casa de un modesto labrador. Aquí pusimos punto final a cuatro horas de visita a la ciudad.