La forma más rápida de llegar al Cenobio de Valerón desde Las Palmas es por la autovía GC-2, tomando el desvío indicado antes de llegar a Guía. A continuación, una carretera local os conducirá hasta el pequeño aparcamiento ubicado a los pies del yacimiento, en el barranco de Valerón.
Desde la carretera no se ve el Cenobio, pero sí podréis disfrutar del profundo barranco sobre el que se asienta. Una vez saquéis las correspondientes entradas en la taquilla, podréis deleitaros con el maravilloso paisaje que se extiende a vuestros pies.
La subida al Cenobio se realiza a través de una cómoda escalera dotada de una serie de miradores y puntos de información, que os acercarán a la naturaleza e historia de este privilegiado lugar.
El espacio donde se localiza el Cenobio representa fielmente la gran diversidad vegetal que existe en las Canarias, destacando especies como la tabaiba dulce, la lavanda, el tajinaste, el romero marino...
La fauna vertebrada terrestre no es tan diversa como la flora. En el Cenobio, sobre todo en las rocas situadas bajo la recepción del yacimiento, resulta fácil contemplar al lagarto canario, un ejemplar endémico de las Canarias capaz de superar los 75 cm de longitud.
Hacia la mitad de la senda, superados varios miradores, veréis a mano derecha una escalera metálica que conduce a una cueva. En su interior veréis una vivienda aborigen.
Para conseguir mejores condiciones de habitabilidad en esta cueva, los hombres y mujeres aborígenes hicieron muros a los lados de la boca y cerraron la parte superior con maderas y hojas de palma; también recortaron y allanaron el piso de roca y ampliaron la cavidad del fondo como habitación.
Conforme ascendemos por las escaleras metálicas de la senda veremos las decenas de pequeñas celdas que excavaron los guanches en la roca. De lejos se asemejan a colmenas. Estas celdas, en su gran mayoría, eran utilizadas por los antiguos canarios como graneros.
El gran arco natural que forma el granero mide unos 30 metros de ancho por unos 25 metros de alto, y da cobijo en su interior a más de 350 cuevas o silos excavados artificialmente.
La roca en que se han excavado los silos, conocida como toba volcánica, se puede labrar utilizando herramientas de piedra y cuñas de madera, que eran lo únicos útiles de que disponían los antiguos canarios.
Fue en el siglo XX cuando los historiadores desecharon la idea de que este lugar fuera un cenobio o convento, identificándolo con un granero colectivo de los antiguos canarios. Pero, incomprensiblemente, a este lugar se le conoce como "cenobio" en lugar de granero.
Las pequeñas cuevas que conforman este conjunto son los silos, en los que se almacenaba fundamentalmente la cebada y el trigo. Estos silos conservan aún las marcas o ranuras donde encajaban las puertas que los cerraban, y algunos, los restos de la argamasa con que eran sellados.
El granero tiene varias galerías, superpuestas unas a otras, que se adentran en el interior de la montaña. En sus paredes y en el piso se abren decenas de silos de una gran variedad de formas y capacidad.
Silos del granero |
Silos del granero |
La localización del granero, en los escarpes del barranco de Valerón, oculto y prácticamente inaccesible (hay que imaginar este lugar sin la carretera y sin la escalera de acceso) facilitaba su defensa frente a las incursiones de otros pueblos vecinos.
Los dragos, especie vegetal endémica de la Macaronesia (Canarias, Azores y Cabo Verde), eran especialmente apreciados por los antiguos canarios para obtener del mismo la "sangre de drago", savia viscosa parecida a la sangre que se utilizaba con fines medicinales. Esta savia también era utilizada como tinte.
Con la corteza del árbol, por su dureza y ligereza, fabricaban rodelas o escudos. El aprovechamiento del drago ha llegado hasta épocas recientes, utilizándose sus hojas como alimento para el ganado en épocas de escasez.
Desde la escalera que sube al granero podremos ver, a mano derecha, varias cuevas, de dimensiones algo mayores que los silos, que servían de vivienda a las personas encargadas de organizar y vigilar el granero.