El inicio de la ruta comienza en el ibón de Piedrafita, a 1.611 metros de altitud. Situado a los pies de la Peña Telera, el lago es perfecto para tomar un descanso en la senda que une el aparcamiento del Parque de Lacuniacha con el Arco Geotectónico.
Tomaremos la pista que asciende junto a la presa del lago, que en estos metros iniciales es bastante ancha y va encojanada entre grandes monolitos de piedra.
Al poco de iniciar la ruta nos vimos rodeados por un rebaño de ovejas y cabras. Fue un momento muy divertido, que amenizó la marcha durante un buen trecho.
La senda está bien señalizada, con indicadores de color amarillo que muestran los tiempos y los metros que faltan para llegar. Tened en cuenta que en los carteles el destino final figurará como Arco de Piedrafita o Arco Geotectónico de Piedrafita.
Una vez dejemos atrás el lago abordaremos una extensa zona de pastos, muy llana y verde, conocida como Plano del Ibón. A nuestra derecha aparecerán las moles rocosas de la sierra de Partacua, con cimas que superan los 2.500 metros.
Al final del Plano del Ibón veremos un nuevo cartel que anuncia el Arco de Piedrafita. Ahora debemos tomar la senda de la derecha, que, en ligero descenso, nos conducirá hasta una zona de piedras sueltas.
A nuestros pies se extiende la pradera de Feneros, un llano verde que cuenta con una cabaña de pastores. Junto a ella vimos un caballo negro, pero no fue esto lo que llamó nuestra atención.
En un extremo de la pradera decenas de buitres devoraban los restos de un cadáver. Los graznidos llamaban la atención de otras rapaces, que se acercaban con un vuelo bajo, sobre nuestras cabezas, para participar en el festín.
El espectáculo protagonizado por los buitres pronto quedó atrás. Avanzamos por la senda hasta alcanzar una zona boscosa. En un día caluroso como el que tuvimos, agradecimos el poder caminar a la sombra de recios árboles.
A la salida del bosque nos topamos con una rampa muy inclinada. La subida era fuerte, pero al menos se hacía sobre hierba mullida, detalle que agradicieron nuestras cansadas piernas.
En este punto, si echamos la vista haica atrás, tendremos una buena perspectiva del valle de Tena. Al fondo veremos el pantano de Búbal sin agua, y a unos metros por encima avistaremos Panticosa.
Al superar este cómodo escollo se encuentra la pradera del Campanal, la última alfombra verde que encontraréis antes de encarar las duras rampas que conducen al Arco de Piedrafita.
Ya llevábamos varios kilómetros a nuestras espaldas, y como íbamos con una niña pequeña, decidimos quedarnos en la pradera. Además, desde ese punto se puede avistar perfectamente el Arco de Piedrafita.
El regreso al municipio de Piedrafita se puede realizar siguiendo una nueva ruta (itinerario circular) o por la senda del ibón de Piedrafita, opción que elegimos nosotros.