Basílica Sta. María de la Peña |
Veinte kilómetros, por la N-123, separan Benabarre de Graus. Una vez os incorporéis a la comarcal A-139, antes de entrar en Graus, veréis a vuestra derecha el puente de Abajo, la primera carta de presentación de la localidad.
El puente salva las aguas del río Ésera, que en este punto forman parte del embalse de Barasona. Construido con piedra sillar en el siglo XII, fue reformado en el siglo XVI. Consta de tres ojos de medio punto y pilastras cilíndricas.
Desde el puente comprobamos que el embalse apenas contenía agua. El río Ésera, como consecuencia del aporte de aguas fangosas del río Isábena, bajaba con este aspecto tan desagradable.
Si estacionáis el vehículo antes de la gasolinera de Graus, en la carretera A-139, disfrutaréis de una buena vista de la basílica de Nuestra Señora de la Peña.
Nuestra visita al casco viejo comienza en la calle San Vicente Ferrer, la antigua entrada al Graus medieval. En ella podréis ver la Casa de Torquemada. Una rama de los Torquemada se instaló en Graus en el siglo XV de la mano del conde de Ribagorza.
En la plaza Solanet, esquina con San Vicente Ferrer, se alza el palacio de los Mur (siglo XV), una casona de proporciones monumentales que destaca por sus abundantes elementos decorativos.
De la plaza Coreche parte la calle Mayor, que recorre el barrio de abajo, el medieval Barrichós. El barrio concentra estrechas callejuelas y viviendas de la aquitectura popular típica del sur de la Ribagorza.
Calle Mayor |
Calle Mayor |
Y al final de la calle Mayor se entra en la irregular plaza Mayor, una de las más bellas plazas porticadas de Aragón. (En Ainsa encontaréis otro bello ejemplo de plaza porticada).
La plaza Mayor fue y es solar para fiestas, ferias y mercados. En ella son reseñables casi todos sus edificios, principalmente el renacentista Ayuntamiento, rematado con arquería aragonesa; las coloridas Casa Barón y Casa Heredia (actual sede de la Comarca), y la neoclásica Casa Bardaxí.
Saldremos de la plaza Mayor por la calle Fermín Mur y Mur; en su parte intermedia veremos la Casa Altemir (antiguo convento de Santa Ana).
Y al final de la calle Fermín Mur, tras pasar por un arco, llegaremos a la calle Barranco, que acoge restaurantes como la taberna Rokola (un buen lugar para almorzar).
En la parte alta de la calle Barranco se encuentra la iglesia de San Miguel, de estilo románico, aunque fue remodelada durante el gótico y el barroco, y frente a ella, se alza el antiguo hospital de San Lorenzo, reconvertido en el actual convento de las Carmelitas.
En lo alto de la localidad, al resguardo de un alto cortado rocoso, se alza la basílica de Santa María de la Peña. Se llega a ella a pie, por una calle en pendiente que os permitirá contemplar el edificio y un par de sepulcros. A continuación accederéis a una galería porticada que os brindará buenas vistas de Graus.
Los edificios que rodean a la basílica, incluido el Claustro, son de la primera mitad del siglo XVII. Entre ellos destaca la Casa-Hospital, que hoy acoge el singular Museo de Iconos.
Pasaremos bajo la Casa-Hospital para acceder a la galería del Claustro, un monumental mirador que se abre al valle en 17 arcos con columnas torsas, de estilo barroco.
Al final del Claustro veréis las escaleras que conducen a una pequeña capilla y al pórtico de la basílica, edificio comenzado a construir en 1538.
Del Claustro parte un camino empedrado que comunica con la puerta del Museo de Iconos. Si continuáis ascendiendo por él llegaréis a un estanque donde nadan pequeñas tortugas. El agua, como resultado de las fuertes lluvias que asolaron la comarca (eso creo yo), estaba sucia y turbia.
Y si seguís subiendo por la senda gozaréis de unas increíbles vistas panorámicas de Graus, de la basílica, de la peña que le da cobijo y del puente de Abajo. Si tenéis tiempo y ganas, podréis subir hasta lo más alto de la peña rocosa. No fue nuestro caso.