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![]() Ibón inferior de Ballibierna |
Los primeros nueve kilómetros de esta ruta por el valle de Ballibierna los hicimos en todoterreno, desde la pradera de Senarta hasta el refugio no vigilado de Coronas, o Pescadors. El refugio, ubicado a 1.960 metros de altitud, es el punto de origen de varias excursiones por la zona: ascensión al Aneto, a los ibones de Coronas, a los lagos de Llosás, y la que elegimos nosotros, a los ibones de Ballibierna.
La senda coincide enteramente con el trazado del GR-11 (ruta de los Pirineos), por lo que sólo debemos seguir las marcas rojas y blancas que aparecen por el camino. Los primeros metros del ascenso los realizamos por el fondo del valle, entre abetos y pinos, siguiendo el curso del río Ballibierna.
Tras realizar un giro hacia el noreste veremos una senda que se dirige al collado de Culebres (que no tomaremos), y poco después daremos con el río Llosás, cauce que seguiremos durante unos metros.
El torrente Llosás nos acercará a la senda que conduce al ibón de Llosás, pero llegados al cruce de caminos, nosotros seguiremos las señales blancas y rojas del GR-11, en dirección a los ibones de Ballibierna.
A partir del cruce de sendas la marcha se ralentiza, pues llegan los primeros repechos complicados del recorrido. Debemos recordar que estamos caminando por encima de los dos mil metros de altitud.
Atravesaremos algunas zonas de piedra suelta, y luego penetraremos en el estrecho valle labrado por el río Ballibierna. Nuestro objetivo está cerca.
Y al final de este largo congosto, alcanzamos por fin el primero de los dos ibones de Ballibierna, cuyas aguas cristalinas reposan a 2.440 metros de altitud.
Cuando iniciéis el descenso, prestad atención a vuestra derecha, pues tendréis en primer plano la mole rocosa del pico Aneto. En octubre, la cara sur de la segunda cima más alta de la península Ibérica, apenas tenía nieve.
Tras la dura caminata, montamos en el vehículo todoterreno y deshicimos los nueve kilómetros que separan el refugio de Coronas de los Llanos de Senarta. Cuando faltaba un kilómetro para concluir la ruta apareció un obstáculo imprevisto en el camino que nos mantuvo algunos minutos detenidos.