Una vez visto el Alcázar de Abajo, nos propusimos alcanzar su primo hermano, el Alcázar de Arriba. Para ello caminamos hacia la parte alta del centro histórico, con parada incluida en el Mirador de Carmona.
El Mirador de Carmona se encuentra al sur del centro histórico, en la parte alta del cerro. Brinda unas vistas fabulosas de la vega del Guadalquivir y del cercano Parador de Turismo.
Junto al mirador, en la calle que conduce al Parador de Turismo, podréis ver el Molino de la Romera, un edificio histórico reconvertido en restaurante.
Situado en la parte más alta del cerro que acoge el centro histórico de Carmona, el Alcázar de Arriba aparece como un bastión inexpugnable. Una monumental puerta abierta en la muralla da acceso al Parador Nacional de Turismo.
El Alcázar fue construido en el siglo XII durante el período almohade, como una fortaleza clave para la defensa de Carmona. Su ubicación estratégica ofrecía una excelente visibilidad sobre el valle del Guadalquivir.
![]() Puerta del Parador |
![]() Puerta del Parador |
Tras la conquista de Carmona por Fernando III en 1247, el Alcázar pasó a manos de los reyes cristianos. El rey Pedro I de Castilla, conocido como "Pedro el Cruel", lo convirtió en una de sus residencias favoritas, de ahí su nombre de Alcázar del Rey Don Pedro.
Con el paso del tiempo, el Alcázar fue perdiendo su función militar y sufrió un progresivo deterioro. En la actualidad, se conserva como un testimonio histórico y patrimonial.
Pedro I tenía una fuerte conexión con Carmona y pasó largas temporadas en este Alcázar, que llegó a ser una de sus residencias predilectas. Visto el buen trabajo que han hecho en el Parador Nacional, a nadie le debería extrañar esta buena relación.
El Parador Nacional conserva elementos originales del Alcázar, como las murallas, torres y pasadizos que reflejan su origen defensivo.
Del interior del Parador, cabe destacar los salones históricos, decorados con mobiliario de época y detalles que evocan la historia del lugar, y los patios, espacios típicamente andaluces con fuentes, arcos y jardines.
El bar es otro de los atractivos del Parador; es ideal para descansar mientras te tomas un café o refrigerio. Desde el balcón del bar se pueden contemplar impresionantes vistas del valle del Guadalquivir, lo que refleja la ubicación estratégica que tuvo el Alcázar.
Tras nuestro paso por el Parador Nacional, iniciamos la visita al exterior del Alcázar —el interior estaba cerrado—, recorriendo su perímetro amurallado, sin turistas de por medio.
Del Alcázar de Arriba destacan los restos de las murallas, torres y puertas que formaban parte del sistema defensivo. Algunos tramos ofrecen una idea de la grandeza de su arquitectura original.
Aunque muchas están en ruinas, las torres conservadas ofrecen una visión de su importancia como puntos de vigilancia y defensa.
Situado en una esquina de la fortaleza, El Cubete es el primer fortín para artillería que se construyó en la península Ibérica. Se puede ver perfectamente a través de la valla que rodea el foso.
Este fortín artillero, todo un ejemplo de arquitectura militar de la época, fue edificado durante el reinado de los Reyes Católicos, entre 1486 y 1490. Es obra del artillero Francisco Ramírez de Madrid.
En la cara norte del Alcázar, a partir del fortín de El Cubete, contemplamos el profundo foso que protegía el recinto de visitas no deseadas.
Una puerta situada en un extremo de la muralla norte da acceso al interior del Alcázar. Este espacio central estaba reservado al Patio de Armas, donde se llevaban a cabo actividades militares y de la corte.
En el recinto se han realizado excavaciones arqueológicas que han sacado a la luz elementos arquitectónicos y artefactos de diversas épocas.