Ateca y río Jalón |
La ruta comienza en la Puerta de Terrer de Calatayud, tomando la vieja N-II, que en este tramo discurre entre altos cortados y la fértil vega del Jalón. Transcurridos siete kilómetros llegamos a Terrer. Desde la carretera de circunvalación contemplamos su iglesia, dedicada a la Asunción, que posee una excelente muestra de arte mudéjar en su ábside y su torre del siglo XV, decorados con motivos de ladrillo y cerámica.
A un par de kilómetros de Terrer, por la N-II, hicimos un alto para acercarnos a la noria de Terrer. El acceso desde la carretera no fue sencillo, tuve que echar mano de Google Maps para dar con el carril. Luego sólo tuve que caminar por mitad del campo para localizar esta vieja noria de madera, que toma el agua de una acequia.
Volviendo a la Nacional, en ocho kilómetros llegamos a Ateca, bonito pueblo serrano cuyo casco antiguo se desparrama por la ladera de un peñasco, en la unión de los ríos Manubles y Jalón. Y en la parte baja del pueblo, junto al río Manubles, iniciamos la visita a la ciudad acercándonos a la plaza de España, que acoge el Ayuntamiento, una construcción de origen renacentisa del siglo XVII.
Desde la plaza de España, lo primero que une ve cuando alza la mirada hacia la parte alta de la ciudad, es el Castillo, un edificio que pudo haberse construido en el siglo X, y que se cita en el Cantar del Mío Cid por haber sido ocupado por el Cid en su camino al destierro. El actual castillo (reconvertido en hotel), data del siglo XVI y se caracteriza por su alta torre mudéjar, conocida como Torre del Reloj.
Caminando por estrechas callejuelas, fuimos a parar a otro edificio relevante de la ciudad: la iglesia de Santa María, del siglo XIII, que también destaca por su alta torre mudéjar.
De nuevo en la parte baja de Ateca, aconsejo que crucéis el puente del Jalón a la altura de la fábrica Hueso, y caminéis río abajo. Tendréis la mejor vista panorámica de la ciudad.
Este agradable paseo concluye en el puente que da acceso a la carretera que une Ateca con la autovía. Desde él, justo donde el Jalón recibe las cristalinas aguas del Manubles, tendréis otra bonita estampa de la villa.
Partimos de Ateca por la vieja Nacional, cubriendo los siguientes seis kilómetros, hasta Bubierca, por el amplio desfiladero que ha labrado el río Jalón a lo largo de los siglos. Desde la carretera tuvimos la mejor perspectiva del pueblo.
Proseguimos por la Nacional II, con el río Jalón y su profundo desfiladero como inserparables compañeros. Y a lo lejos, en la última angostura del cañón, apareció Alhama de Aragón, pueblo conocido por sus balnearios (cuenta con ocho manantiales). Desde la carretera divisamos su elemento más significativo, la Torre del Homenaje, construida en el siglo XIV, el único resto que se mantiene en pie de la antigua fortificación.
Hablando de homenajes, quisimos darnos uno visitando alguno de los dos complejos termales con que cuenta la villa, pero las Termas Pallarés estaban cerradas y el Balneario de Alhama sólo permitía el acceso a sus instalaciones termales a los huéspedes que se alojaban en el hotel. Nos tuvimos que contentar con pasear por el centro histórico de Alhama, el comprendido entre el río Jalón y la iglesia de la Natividad, de estilo barroco y decorada con yeserías mudéjares del siglo XVII.
Desde la plaza Joaquín Costa contemplamos de cerca la iglesia de la Natividad, así como la Casa Palacio, un magífico ejemplo de la arquitectura civil aragonesa del siglo XVI.
A partir de Alhama el río Jalón serpentea por una amplia vega. Desaparecen las angosturas y también la vieja Nacional II, ahora reconvertida en una eficiente autovía. Y por esta rápida vía, antes de alcanzar la provincia de Soria, llegamos a Ariza, capital del antiguo señorío vinculado a la familia Palafox. Su núcleo creció bajo la peña que aún conserva restos del recinto amurallado y de un castillo elevado en lo más alto, cuyo origen se remonta al primer Reino de Taifas y al periodo almorávide (siglos XI y XII).
Ariza se levantó entre el río Jalón y esta peña reseca y carente de vegatación. Su compacto casco histórico, aparte de reunir algunas carnicerías de reputación, cuenta con interesantes edificios religiosos. Uno de ellos son las ruinas de la iglesia de San Pedro, del siglo XVII.
Iglesia de San Pedro |
Iglesia de San Pedro |
El otro templo relevante es la iglesia de Santa María la Real, de estilo gótico tardío. A los pies del cerro que acoge las ruinas del castillo podréis contemplar la alta torre del campanario.
Iglesia de Santa María |
Iglesia de Santa María |