Esa tarde habíamos visitado el cráter del volcán Montsacopa. Desde el cono habíamos visto la ciudad de Olot, y para bajar del volcán elegimos el camino de Montsacopa, un carril cementado que conduce al casco antiguo.
Desde el carril divisamos la iglesia parroquial de Sant Esteve, nuestro primer destino en la ciudad. Mantener en el horizonte la iglesia nos ayudó a orientarnos cuando penetramos en el casco antiguo.
Conseguimos llegar a buen puerto. Fuimos a parar a la parte posterior de la iglesia de Sant Esteve, del siglo XVIII. Se trata de un edificio de estilo neoclásico construido sobre una antigua iglesia románica del siglo X destruida por los terremotos del siglo XV.
Iglesia de Sant Esteve |
Iglesia de Sant Esteve |
Delante de la escalinata de la iglesia se encuentra la Alegoría a la Pintura, una escultura instalada en 1990 dedicada a todos los pintores, de Manel Traité.
En la plaza de la iglesia comenzó nuestro itinerario a pie por un centro histórico que por esas fechas estaba salpicado de pequeños puestos navideños. El mercado de Navidad se instala alrededor de la plaza Mayor, una de las más emblemáticas de Olot.
El mercado navideño de Olot es uno de los eventos más esperados del año, ofreciendo una experiencia festiva única que combina tradiciones locales, productos artesanales y actividades culturales. Entre los productos más populares se encuentran las figuras de pesebre, velas artesanales, joyería, juguetes de madera y ropa de lana.
Escapamos del atiborrado centro histórico por el arbolado paseo Miquel Blay, donde pudimos contemplar bellos edificios modernistas.
En el paseo Miquel Blay admiramos edificios de principios del siglo XX, caracterizados por sus elegantes fachadas con detalles de piedra tallada y hierro forjado. Los motivos naturales y las líneas curvas reflejaban la influencia modernista.
Concluimos la visita a Olot en la plaza de toros, considerada como la más antigua de España. Desde la plaza avistamos el campanario de la iglesia de Sant Pere, localizada en la base del volcán Montolivet.