Viella, gracias a la cercana estación de estquí de Baqueira Beret, cuenta con una extensa oferta de hoteles. Nosotros nos reservamos uno de los más exclusivos, el Parador Nacional de Turismo, que se alza en la cabecera del valle del río Nere. Nos alojamos una noche y dimos buena cuenta de las exquisiteces del complejo.
Situado a pocos kilómetros del túnel de Viella, el Parador de Turismo destaca por las vistas panorámicas sobre la ciudad y el valle del río Nere, por su piscina y jacuzzi al aire libre, por el servicio exquisito y, sobre todo, por su magnífico desayuno de bufé libre.
Después de dar buena cuenta del exquisito desayuno que nos ofrecieron en el Parador Nacional de Viella, a base de bufé libre, agarramos el coche y marchamos ipso facto hacia la capital del valle de Arán.
Era domingo, a primera hora de la mañana, y apenas había gente por el centro histórico de Viella, lo cual agradecimos. Paseamos tranquilamente por la plaza de la Iglesia, que acoge el Ayuntamiento.
En la plaza veréis la iglesia de San Miguel (Sant Miquèu), un ejemplo interesante de arquitectura de transición entre el románico y el gótico. Fue levantada entre los siglos XI y XIII junto al antiguo castillo de origen medieval, del que no se ha conservado nada. El campanario es del siglo XVI, se construyó con fines defensivos.
En la parte alta del pueblo podéis asomaros al río Nere, uno de los principales afluentes del Garona en el valle de Arán. Remontando este vallecito por la senda, o por la carretera N-230 si se va en coche, se llega al túnel de Viella.
Si cruzáis el río Nere por uno de sus puentes iréis a parar a la calle Mayor. Diseñada en paralelo al cauce de este río, en ella podréis ver muchas casas señoriales. Y como no podía ser de otra manera, tratándose del principal eje comercial de la ciudad, aquí encontraréis buenos restaurantes.
Cruzando el río Nere |
Calle Mayor |