P. Nac. de Monfragüe |
Nos aproximamos al Parque Nacional desde la comarca de La Vera. Pasamos por Tejeda y luego nos dirigimos al sur por una exuberante dehesa cuajada de alcornoques. Poco después seguimos el cauce del río Tiétar, que ya no dejamos hasta alcanzar la entrada a la reserva.
El Tajo y el Tiétar son los dos principales ejes fluviales sobre los que se cimienta el Parque Nacional. A lo largo de estos ríos encontraremos un sinfín de roquedos, encinares y matorral mediterráneo, además de embalses y arroyos que conforman un paisaje típicamente ibérico que hace posible una gran variedad de flora y fauna.
En el Parque Nacional de Monfragüe abundan los miradores. A la mayoría de ellos pudimos acceder desde la misma carretera que recorre la reserva, y el primero donde nos detuvimos fue en el de la Portilla del Tiétar, para contemplar los plegamientos de un magnífico roquedo.
El segundo mirador donde nos detuvimos fue el de la Higuerilla, situado en una curva del río Tiétar. Un banquito de madera, junto a una valla, nos brindó esa vista maravillosa que tanto agrada a los naturalistas.
Cubrimos unos pocos kilómetros por la carretea que serpentea por la reserva, hasta llegar a otro privilegiado altozano, el mirador de la Malavuelta. Aquí cruzamos el río Tiétar por la presa del embalse Torrejón-Tiétar.
Pasamos el mirador de la Tajadilla, donde el río Tiétar se encaja en una angostura, y seguidamente iniciamos un suave ascenso por colinas cubiertas de matorral mediterráneo. Llegados a un punto alto de la carretera apareció el mirador del Pliegue, llamado así por la flexión que describe una roca próxima.
Al margen de la peculiar roca, este mirador nos brindó una fenomenal vista panorámica de las cimas del Parque Nacional. A los lejos avistamos el encuentro de los ríos Tiétar y Tajo.
Pasamos por Villarreal de San Carlos, pedanía donde se localiza el Centro de Interpretación del Parque Nacional. Conocíamos la ruta a seguir, por eso decidimos avanzar por la carretera sin detenernos. Al sur de la localidad alcanzamos la unión del Tiétar y el Tajo.
A nuestra izquierda, sobre las aguas del río Tiétar, pudimos ver el inicio del Puente del Cardenal (la parte central estaba sumergida bajo las aguas del embalse). Y a pocos metros de distancia abordamos el puente Nuevo, el único puente que cruza el río Tajo en el Parque Nacional.
Al otro lado del puente Nuevo se encuentra la Fuente del Francés, un lugar emblemático del Parque Nacional. Se llama así porque en los años 70 del pasado siglo, Alain, un ciudadano francés, se tiró al río Tajo en este punto para salvar a una cría de halcón peregrino que había caído al agua. El hombre falleció en el intento y en homenaje a este acto de valentía, la fuente fue bautizada en su nombre.
Proseguimos por la carretera que sigue la orilla izquierda del Tajo, y al trazar una curva de 90 grados, nos dimos de bruces con una de las principales atracciones del Parque Nacional: el Salto del Gitano, un espectacular roquedo que emerge del Tajo para alojar colonias de buitres leonados.
Salto del Gitano |
Salto del Gitano |
La última parte de la ruta nos condujo hasta el aparcamiento más próximo al castillo de Monfragüe, construido por los musulmanes en lo más alto de una loma que se asoma al Salto del Gitano por el oeste.
La subida al Castillo se ha convertido en la excursión estrella del parque. Fue una pena que la senda no estuviera acondicionada para carritos de bebé. Tuvimos que ver el baluarte desde abajo.