Al sur del paseo de Gracia se encuentra la plaza de Cataluña, uno de los puntos de encuentro más importantes de la ciudad. Aquí empieza nuestra ruta por el paseo de Gracia.
Inicialmente el paseo de Gracia era un camino que comunicaba las murallas de Barcelona con la vecina villa de Gracia. Su vocación de vía importante comenzó en 1827. Ese año, el camino pasó a ser un paseo con árboles.
En el tramo comprendido entre la calle Caspe y la Gran Vía (números del 6 al 14) se alzan las Casas Rocamora, uno de los conjuntos arquitectónicos de mayores dimensiones del Ensanche.
El arquitecto Joaquim Bassegoda diseñó en 1971 este edificio de arte neogótico en el que destaca la armonía de la fachada continuada y la terraza que esquina con la calle Caspe. Aunque a mí me gustó más la cúpula terminada en punta.
El paseo de Gracia es la columna vertebral del Ensanche. Es un bulevar en el que se mezclan casas particulares, bancos, cafeterías, cines, establecimientos de prestigio y buena parte de las joyas del modernismo.
En la Gran Vía de les Cortes Catalanas, a la altura del cine Comedia, podréis ver el Monumento al Libro, cedido por el Gremio de Libreros a la ciudad de Barcelona.
Además de los edificios modernistas, el Paseo de Gracia alberga una gran variedad de estilos arquitectónicos, desde neoclásico hasta contemporáneo.
Frente a la fachada del cine Comedia se halla la Fuente Wallace, una de las doce fuentes donadas por Richard Wallace a Barcelona con motivo de la Exposición Universal de 1888. La fuente, de hierro fundido y color verde oscuro, representa cuatro cariátides femeninas sosteniendo una cúpula con cuatro peces.
A partir de 1890, el paseo de Gracia se convirtió en el nuevo centro residencial de la alta burguesía. Su carácter de zona acomodada se pone de manifiesto en uno de los elementos más singulares del bulevar: sus bancos-farola.
Los modernistas bancos-farola fueron proyectados en 1906 por Pere Falqués. Están hechos de hierro y cerámica (la parte del asiento). Son auténticas obras de arte que decoran la avenida.
Más arriba, en la esquina con la calle Diputación, está la Casa Manuel Malagrida (paseo de Gracia, 27), diseñada por Joaquim Codina en 1908.
A pesar de su apariencia exterior de palacete urbano, la Casa Malagrida se utilizó desde sus inicios como vivienda plurifamiliar. Destaca su coronación en forma de cúpula y los faroles del vestíbulo.
Entre las calles Aragón y Consejo de Ciento se encuentran varias joyas modernistas del paseo de Gracia: la Casa Batlló, la Casa Amatller y la Casa Lleó-Morera. La primera que apareció en escena conforme caminábamos fue la Casa Lleó-Morera.
Las tres casas citadas integran la llamada "manzana de la discordia". El edificio más grande, diseñado por Lluís Domènech i Montaner, es la Casa Lleó-Morera, que destaca por su decoración rica en esculturas y mosaicos.
Casa Lleó-Morera |
Casa Lleó-Morera |
La siguiente joya de esta manzana es la Casa Amatller, diseñada por Josep Puig i Cadafalch. La fachada está inspirada en las casas góticas de los Países Bajos.
Pegada a la Casa Amatller, se localiza uno de los edificios más relevantes de Barcelona: la Casa Batlló, obra del genial arquitecto Antoni Gaudí.
Situada en la esquina del paseo de Gracia con la calle Provenza, y diseñada por Antoni Gaudí, La Pedrera o Casa Milà, es otro edificio indinspensable del modernimo catalán. El edificio es conocido por por su fachada de piedra ondulante y sus balcones de hierro forjado.
El paseo de Gracia y sus alrededores cuentan con una excelente oferta gastronómica, desde restaurantes con estrellas Michelín hasta cafés históricos. Encontraréis precios más económicos en las calles laterales. Un buen lugar es Casa Carmen, en la calle Caspe.