Gerri de la Sal cuenta con un gran aparcamiento gratuito. Se localiza entre la carretera y el río Noguera Pallaresa, en pleno centro del pueblo. La visita a la villa comienza aquí.
Antes de penetrar en las calles de la villa conviene acercarse al cauce del Noguera Pallaresa, el río que vertebra la comarca del Pallars Sobirà. El paisaje de agua y montaña es de postal.
Desde el aparcamiento, nos llamó la atención el pequeño puente de piedra que salva las aguas del río. Su origen es medieval y, como pudimos contemplar minutos más tarde, cuando lo abordamos, se encuentra en perfecto estado de conservación.
El puente medieval era una conexión importante entre el monasterio de Santa María y las salinas, y actualmente es un excelente lugar para tomar fotografías del montaraz paisaje que rodea a la villa.
Si cruzáis el puente iréis a parar a una zona de ocio conocida como Planter de Gerri. Se trata de un chiringuito con mesas al aire libre y buenas sombras, que resulta ideal para combatir el calor estival.
En el Planter de Gerri comienza el paseo Monroset Ribera, que deberemos tomar si queremos llegar al monasterio de Santa María. A mitad de camino podréis ver, a mano izquierda, una monumental fuente de piedra.
El monasterio de Santa María de Gerri es uno de los más antiguos documentados de Cataluña. Fue fundado hacia el año 807, y entre los siglos IX y X fue favorecido, primero, por los condes de Tolosa, y después por los de Pallars.
En 1096 pasó a depender de la abadía provenzal de San Víctor de Marsella y en los siglos XIV-XV fue disputado por los condes pallareses. El monasterio estuvo en activo hasta 1835.
Del monasterio queda en pie la iglesia consagrada en 1149 en estilo románico. Se trata de un edificio de configuración basilical que presenta el interior original. En el exterior se añadió el campanario de espadaña (siglo XIII) y la sacristía barroca en la cabecera.
Los trabajos de restauración del monasterio se iniciaron hacia 1982. La excavación arqueológica sacó a la luz los vestigios de diversas dependencias y, en el lado norte, el claustro.
El acceso al puente medieval desde el centro histórico se realiza por la plaza de Sant Feliu, lugar que reúne buenos ejemplos de casonas centenarias.
De la plaza de Sant Feliu parte la estrecha y empedrada calle Mayor, que deberemos seguir para acceder a la parte alta del pueblo, situada por encima de la carretera.
Plaza Sant Feliu |
Calle Mayor |
De la carretera hacia arriba conviene detenerse en la plaza Mercadal, que conserva un atractivo especial gracias a sus viejas casas. Una de ellas acoge un bar y un mural de las salinas en su fachada.
Desde la plaza tendréis una buena vista panorámica del valle del Noguera Pallaresa, con los restos de las salinas río arriba y el monasterio de Santa María enfrente del pueblo.
En la plaza destaca el Museo de Gerri de la Sal, que ofrece una mirada completa a la historia local, especialmente centrada en la producción de sal.
En la parte alta de Gerri se localiza la Torre de la Prisión (Presó, en catalán), una antigua torre de defensa del siglo XIII que, milagrosamente, todavía se mantiene en pie, habida cuenta de los graves desperfectos que presenta.
La torre es de planta cuadrada de 10 metros de altura. Las paredes tienen un grosor de 165 cm, y cuenta con una única puerta de entrada en la fachada noroeste, que me pareció estar construida para pitufos.