Desde la ventana del hotel contemplé Ribera de Cardós a vista de pájaro. Y me gustó lo que vi: casas de piedra con tejados de pizarra negra, calles empedradas y un marco inigualable de altas montañas cubiertas de bosque.
La calle Mayor vertebra el pueblo desde la carretera hasta la parte alta. En nuestro caminar vespertino vimos diversos pasadizos bajo las casas y la fuente del pueblo.
En la parte baja de Ribera, próxima al río, se encuentra la iglesia de Santa María de Ribera, templo que, debido a sus diversas modificaciones, ha perdido su estampa románica. En la plaza podréis ver la Cruz de Término.
En la iglesia cabe destacar dos épocas constructivas: el siglo XII, con la construcción de la fachada, el ábside y la torre del campanario, y el siglo XVIII, en que pasa a ser de factura barroca.
De todo el conjunto sobresale la torre campanario, adosada a la iglesia por su parte norte, de planta cuadrada y muy robusta, ya que fue concebida con una clara función defensiva.
Iglesia de Santa María de Ribera |
Campanario de Santa María de Ribera |
La primera parada en la ruta, tras partir de Ribera de Cardós, concluye a unos escasos 500 metros del pueblo. Antes de tomar la primera curva detendremos el coche en la cuneta. El puente de Cassibrós nos aguarda.
Deberemos caminar unos 50 metros por la cuneta hasta alcanzar el puente de Cassibrós, una magnífica estructura románica que destaca por su gran arcada.
Ahora avanzaremos unos 4,5 km por la carretera, río arriba, hasta alcanzar Lladrós, un pintoresco enclave que se caracteriza por su arquitectura rural bien conservada, sus paisajes de montaña y su proximidad a rutas naturales.
La iglesia románica de Sant Pere de Lladrós, del siglo XII, es uno de los principales atractivos del pueblo. Aunque ha sido restaurada, conserva elementos originales como el campanario de torre cuadrada y detalles de estilo románico lombardo.
Lladrós cuenta con calles empedradas, casas de piedra y tejados de pizarra que conservan el estilo arquitectónico típico del Pallars Sobirà. Aunque también vimos muchas casas abandonadas y en ruinas.
La empleada del hotel Cardós nos lo dejó muy claro: "para llegar al puente de Lladrós tendréis que dejar el coche en la serrería, a las afueras, y tomar el camino que parte de la carretera". Y eso fue lo que hicimos.
El puente medieval de Lladrós, de un único arco, queda oculto a los pies de la carretera, y al igual que el anterior puente, salva las aguas del río Noguera de Cardós.
Para ver el tercer puente medieval de esta ruta, tuvimos que estacionar el vehículo junto a la parada de autobús de Lladorre. Aquí comienza la senda de 500 metros que conduce al puente de Borito, quizá el más bonito de todo el valle.
Situado al final del antiguo Camí Vell, se halla el puente de piedra medieval de Borito, que permitía cruzar el rio Lladorre o Noguera de Cardós para dirigirse a Tavascán por la orilla opuesta.
El puente fue construido en los siglos XII-XIII, a base de piedra de pizarra irregular, con una sola arcada de medio punto. Está asentado directamente en la roca de las dos orillas, muy cerca del agua.
El pavimento y la baranda del puente son también de piedra. Sus dimensiones son 7,5 metros de largo por 2,4 metros de ancho y una altura de 5 metros sobre el nivel del agua. Es el puente mejor conservado del valle de Cardós.
El hotel Cardós, situado en Ribera de Cardós, es un buen lugar donde alojarse si queréis conocer este precioso valle leridano. El desayuno tipo bufé es muy completo, e incluye embutidos y deliciosos cruasanes de mantequilla.
En el hotel sirven almuerzos y cenas a base de platos típicos de la zona. También preparan bocadillos para llevar, que os vendrán muy bien si vais a la montaña. El interior es muy acogedor, dispone de sala de lectura y un pequeño bar donde poder entretenerse con juegos de mesa. El hotel admite mascotas (perros, gatos...).