Para llegar al aparcamiento de la ermita deberemos estacionar el vehículo junto al río Noguera Pallaresa, en un descampado de tierra habilitado en el antiguo trazado de la carretera N-260 (actualmente existe un túnel).
En los márgenes del río el gran protagonista es el bosque de ribera, formado por árboles caducifolios que crecen a ambos lados del curso fluvial, capaces de soportar las crecidas puntuales del caudal del río.
En el aparcamiento veréis el puente colgante de Arboló sobre el río Noguera Pallaresa. Construido en madera, en dos tramos de diferente longitud, al atravesarlo notaréis que se balancea un poco. Afortunadamente, todo está bajo control.
El puente tiene 45 metros de largo, y hasta ahora ha sido muy valiente. Aguantó la riada del 7 de noviembre de 1982, cuando el agua pasaba por encima de los tablones de madera. Las maderas se las llevó todas, no así los pilares y las sirgas, que aguantaron firmemente.
Desde el centro del puente tendréis las correntosas aguas del río Noguera Pallaresa a vuestros pies. Nos impresionó mucho ver la gran cantidad de agua que bajaba.
Río Nog. Pallaresa desde el puente |
Río Nog. Pallaresa desde el puente |
Al otro lado del puente comienza la senda de Arboló, que en una prolongada subida de unos 300 metros, nos conducirá hasta la ermita.
Por el camino, en los repechos más duros, podremos descansar en prácticos banquitos de madera. Y por el lado que se asoma al río, podremos ayudarnos de pasamanos para avanzar con más seguridad.
A los pies de las paredes de Arboló, el bosque de pino negral es el dueño de la zona, compartiendo el terreno con plantas típicamente mediterráneas como el tomillo, el romero, el boj, el arce negro o la madreselva.
Durante la Alta Edad Media se documentó en diversos lugares del Pallars Sobirà la presencia de eremitorios y oratorios, espacios naturales como cuevas y grutas. Podría ser el caso de esta cueva de Arboló.
La ermita es un hermoso ejemplo de la arquitectura románica catalana, con una planta rectangular y una sola nave que termina en un ábside semicircular decorado con arquerías y bandas lombardas.
El templo se comenzó a construir entre finales del siglo XII y principios del XIII, y muy pronto se convirtió en un lugar mágico para las gentes del Pallars Sobirà, que acudían en romería a visitar la Virgen.
La ermita formaba parte del castillo de Arboló, una importante fortaleza medieval sobre el Noguera Pallaresa datada en el año 782. Del castillo ya no queda nada.
En la fachada principal de la ermita, junto a la entrada, se encuentra la piedra más grande que sostiene el edificio. Pesa unos 523 kg. ¿Sabríais verla?
Existe la creencia de que la chica casadera que el día de la romería coloque el pie encima del tronco de arboló (soc en catalán), al año siguiente volverá con su marido.
Arboló es la zona más meridional y de menor altitud (600 metros) del Parque Natural del Alto Pirineo. Se encuentra en un entorno de rasgos mediterráneos, con bosques de pino negral y paisajes rocosos y escarpados del río Noguera Pallaresa.
Delante de la ermita, en la otra orilla del río, tenemos la Roca del Lladre, nombre asociado al hecho de que en el siglo XIX el bandolero Lliser de Arcalís vigilaba el camino que iba hacia Sort, bucando víctimas para su próximo robo.
En Arboló hay una importante colonia de buitre leonado. El vuelo elegante de este carroñero de gran envergadura hace que observarlos desde zonas abiertas sea un espectáculo fascinante. Y los podréis ver cómodamente sentados desde el merendero del santuario.