Palma ya la conocía de anteriores visitas a la isla, y volví a quedar gratamente impresionado ante su elocuente belleza. El itinerario por el casco viejo comienza en la céntrica y porticada plaza Mayor, que a esas horas de la mañana acogía un pequeño mercadillo de ropa.
El espacio que ocupa la plaza Mayor es el del antiguo convento de San Felipe Neri. Hasta el año 1823 la plaza fue sede de la Inquisición y su aspecto actual se debe a las obras iniciadas en 1838.
Nos encontrábamos en la zona comercial por excelencia de la antigua Palma. Desde la plaza Mayor, a través de un arco, accedimos al núcleo urbano. Estábamos en la plaza Marqués del Palmer.
![]() Plaza Marqués del Palmer |
![]() Calle Jaume II |
A partir de aquí se abre un laberinto de calles estrechas llenas de historia, tiendas locales y cafeterías. Elegimos la peatonal calle Jaume II, que vendría a ser la calle Mayor de Palma.
La ruta por Jaume II nos lleva hasta la plaza de Cort, centro neurálgico y epicentro de la ciudad de Palma. Aquí podréis ver el hermoso olivo centenario plantado a finales de la década de los ochenta del siglo XIX. Es un gran reclamo turístico.
![]() Olivo de la plaza de Cort |
![]() Olivo de la plaza de Cort |
En esta plaza se ubicaban en sus orígenes, las Cortes, Curias, y muchos organismos oficiales, y de ahí su nombre. Aquí se encuentra el Ayuntamiento o Casa de la Vila, un bonito edificio de los siglos XVII y XVIII que destaca por su singular fachada barroca con alero.
![]() Ayuntamiento. Plaza de Cort |
![]() Ayuntamiento. Plaza de Cort |
A pocos pasos del Ayuntamiento, caminando por la animada calle Palau Reial, alcanzamos la Catedral de Palma, gótica de los siglos XIV-XVI. El templo tiene altas bóvedas con elegantes columnas, tres naves e interesantes sepulcros.
![]() Catedral de Palma. Calle Palau Reial |
![]() Catedral de Palma |
La foto de postal de la Catedral la obtendréis desde el parque del Mar, junto al puerto de Palma. Y si el día acompaña, con un cielo azul eléctrico, lo agradeceréis más.
Al final de la calle Palau Reial llegaréis al Mirador de la Catedral, que ofrece una buena panorámica de la parte baja de Palma. A vuestros pies tendréis el parque de la Mar.
Y si bajáis por las Escaleras del Mirador tendréis una buena perspectiva de la Catedral y el Palacio de la Almudaina. Eso sí, si vais con carritos tendréis que cargar con ellos. Aquí no hay rampas ni ascensores.
Enfrente de la Catedral se encuentra el Palacio de la Almudaina, declarado Bien de Interés Cultural en 1931, visitado y admirado por miles de turistas y residentes.
El Palacio es la residencia oficial de los Reyes de España en Mallorca. Combina arquitectura gótica con elementos árabes, reflejando la rica historia de la isla. Su interior alberga tapices y mobiliario histórico.
Podéis rodear la Almudaina para admirar sus robustas murallas. Desde el paseo de Dalt Murada veréis la fachada que se asoma al mar, con sus altas torres y sus arcos porticados.
En la esquina del paseo Dalt Murada y la avenida Antoni Maura, a los pies de la Almudaina, podéis contemplar el Arco de la Drasana, que muy probablemente fue construido en el siglo X, durante la primera etapa musulmana de Mallorca.
Por último, conviene acercarse a la avenida Antoni Maura para asomarse al Jardín de Trames, un frondoso espacio arbolado rodeado de fuentes que acoge la estatua del mítico guerrero balear Des Foner.
Una semana en Mallorca en plan relax era lo que me había propuesto acometer antes de que el barco zarpara de Barcelona, y en parte lo conseguí. Nos alojamos en el centro de la isla, en Algaida, pequeña población que ha sabido mantener su ancestral estilo de vida, al margen del turismo de masas.
La casa rural, Casa Borrassos, se encontraba aquí, rodeada de almendros, aislada de poblaciones, de carreteras, de aeropuertos y de guiris bulliciosos. Fue el lugar ideal para disfrutar de una maravillosa semana en Mallorca.
La casa nos proporcionó a los integrantes de este viaje el descanso que necesitábamos y, debido a su genial sitiuación, nos brindó la oportunidad de conocer bellos rincones de la isla.
Esta ruta transcurre por la Bahía de Palma, que junto a la de Alcudia, le confieren a Mallorca su peculiar fisonomía. Desde el castillo de Bellver tendremos una buena vista panorámica de ella.