Sóller está unido con Palma por carretera y por un entrañable ferrocarril que atraviesa las entrañas de la sierra de Tramuntana. Si llegáis en coche, encontraréis aparcamiento gratuito en las calles próximas al centro histórico.
El casco urbano de Sóller, apretado y retorcido, se recorre en una mañana. Vale la pena admirar edificios de bella arquitectura mallorquina, además de algunos palacios de influencia francesa y algunos edificios modernistas, como el Banco de Sóller.
No resultó sencillo orientarnos por el apretado centro urbano de Sóller, con calles muy estrechas y aceras casi inexistentes, por las que no cabía un cochecito de bebé. Al menos supimos dar con la plaza de la Constitución, el corazón de la villa.
![]() Calle de Sa Mar |
![]() Calle Rectoría |
La plaza de la Constitución está rodeada de cafeterías, restaurantes y edificios históricos. Es un lugar ideal para sentarse, disfrutar de un café y observar el ambiente local. Aunque en pleno mes de agosto, la plaza es un hervidero de gente, atraída por el mercadillo local.
Sóller es famoso por sus naranjas y limones, que forman parte de muchos platos y bebidas locales. En el mercado local podréis adquirir estas deliciosas frutas.
En la plaza se alza la espectacular y fortificada iglesia de Sant Bartomeu, que reúne en un mismo edificio elementos de estilo gótico, barroco y modernista.
En la iglesia destaca su fachada modernista, añadida al templo antiguo en 1904 por el arquitecto Joan Rubió y Bellver, discípulo de Antoni Gaudí.
Junto a la iglesia podréis ver el Banco de Sóller, obra modernista del afamado arquitecto Juan de la Cruz Rubió y Bellver. Construido en 1912, el edificio destaca por la proliferación de líneas curvas, el gran juego de formas y los forjados de sus ventanales. Fue restaurado en 1956.
Inaugurado en 1913, el tranvía es uno de los más antiguos de España en funcionamiento continuo. Fue diseñado para complementar el tren de Sóller, que conecta Sóller con Palma, facilitando el acceso desde el pueblo al puerto.
Inicialmente, el tranvía se usaba tanto para pasajeros como para el transporte de mercancías, especialmente pescado y carbón. Los vagones originales, de madera, se han conservado y restaurado, manteniendo su encanto histórico.
El tranvía, que conecta Sóller con el puerto, pasa por la plaza de la Constitución, añadiendo un toque pintoresco a este céntrico enclave.
No pudimos realizar este corto trayecto ferroviario por viajar con carritos de bebé. Aunque, todo hay que decirlo, el precio es muy caro para un trayecto de 15 minutos y de sólo 5 km.
Una semana en Mallorca en plan relax era lo que me había propuesto acometer antes de que el barco zarpara de Barcelona, y en parte lo conseguí. Nos alojamos en el centro de la isla, en Algaida, pequeña población que ha sabido mantener su ancestral estilo de vida, al margen del turismo de masas.
La casa rural, Casa Borrassos, se encontraba aquí, rodeada de almendros, aislada de poblaciones, de carreteras, de aeropuertos y de guiris bulliciosos. Fue el lugar ideal para disfrutar de una maravillosa semana en Mallorca.
La casa nos proporcionó a los integrantes de este viaje el descanso que necesitábamos y, debido a su genial sitiuación, nos brindó la oportunidad de conocer bellos rincones de la isla.
Esta ruta transcurre por la Sierra de Tramuntana, que se extiende a lo largo de la costa noreste como si fuera la columna vertebral de Mallorca. Desde Andratx hasta Formentor, se abre todo un paisaje verde que resiste los envistes del turismo de masas igual que lo hace al viento cuyo nombre la ha bautizado.