El acceso más sencillo al Roque Nublo se realiza desde la carretera GC-600. En nuestro caso llegamos a ella procedentes del Mirador de los Pozos de las Nieves, atravesando los Llanos de la Pez.
Pasaréis por el Mirador Presa de los Hornos y en pocos minutos alcanzaréis el aparcamiento del Mirador Degollada de la Goleta, donde deberéis estacionar vuestro vehículo.
En el aparcamiento encontraréis varios paneles interpretativos, un punto de venta de comida, bebida y recuerdos (una furgoneta) y los carteles indicativos de las diferentes sendas que tienen su origen en este punto: a Gáldar, a Tejeda, al Pico de las Nieves, al Roque Nublo...
La senda que conduce al Roque Nublo, la S-70, comienza en el aparcamiento. Tiene una longitud de 1,5 km y un desnivel de 120 metros. Los primeros metros de la ruta son muy suaves, por lo que se convierte en un agradable paseo.
Nosotros realizamos esta senda a principios de agosto, a mediodía, bajo un sol abrasador. En estas circunstancias, debido a la altura, se recomienda llevar gorra, gafas de sol, untarse de crema solar y abastecerse de una botella de agua.
En el tramo intermedio de la ruta avanzamos por entre el bosque, lo cual fue de agradecer. En verano, gracias a la afluencia de visitantes, resulta sencillo seguir la senda, no tiene pérdida.
En algunos tramos la senda discurre por la cresta de la montaña, lo cual es de agradecer. Hacia abajo se puede ver uno de los barrancos que forman parte de la caldera de Tejeda y si fijamos la vista hacia atrás podemos ver el Pico de las Nieves y su estación militar.
Tras superar algún repecho duro, la senda se aproxima al Roque El Fraile, un monolito de piedra alto y estrecho que, en su parte superior, parace inclinarse simulando una reverencia.
El monolito recibe este nombre porque su silueta recuerda a un fraile con sus hábitos y las manos en posición de oración. Esta peculiaridad se aprecia bien desde la senda y, posteriormente, desde la meseta pétrea que acoge el Roque Nublo.
Roque El Fraile |
Roque El Fraile |
Cuando caminas por la montaña las distancias suelen engañar. Desde la senda, veíamos muy cerca la mole del Roque Nublo, pero aún estábamos lejos de llegar. Los repechos se sucedían, y algunos eran un pelín duros.
El Roque Nublo es la roca volcánica que más se asocia con la imagen de Gran Canaria. Es una mole pétrea que se eleva a 1.813 metros de altura sobre el nivel del mar. Comparte escenario con una roca más pequeña conocida popularmente como La Rana.
Su origen se debe a una de las erupciones volcánicas que forjaron el archipiélago canario hace millones de años. El Roque y la meseta pétrea que lo acoge fue un lugar sagrado, un espacio de culto del pueblo aborigen.
Resulta fácil imaginarse por qué los guanches veneraban este imponente monolito de 80 metros de altura, sobre todo cuando se ve de cerca.
Si pasáis por la brecha que separa ambos monolitos podréis asomaros a la cara norte de la meseta pétrea. Las vistas del Roque Bentayga, del Teide y de la caldera de Tejeda os fascinará. El camino de vuelta al aparcamiento, por la misma senda, lo cubrí en 20 minutos.