Cuando entréis en Tejeda por cualquier carretera veréis el cartel que lo reconoce como uno de los pueblos más bonitos de España. El mayor atractivo de esta localidad es su emplazamiento, en el centro de la inmensa caldera de Tejeda, de 18 kilómetros de ancho.
Situado a 1.050 metros de altitud, en Tejeda destacan sus calles a distintos niveles (al estar ubicado en la ladera de una montaña), sus casas blancas de estilo típico canario, con pequeños rincones de ensueño y rodeado de un paisaje que enamora.
Sus dos roques (Bentayga y Nublo) son las dos guindas que adornan el pastel. A los que nos gusta la fotografía, nos despierta la creatividad y el afán por querer plasmar la belleza del lugar.
Miguel de Unamuno, el célebre escritor de principios del siglo XX, la describió como "una tempestad petrificada". Desde la calle principal del pueblo, dedicada al Doctor Domingo Hernández, comprobaréis el porqué de esta frase. Las vistas son espectaculares.
Los habitantes aborígenes de la isla, los guanches, ocuparon el lugar en el siglo III, y en 1483 fue su último bastión frente a las invasiones españolas.
Caminando por la calle principal, o de Domingo Hernández, llegaréis a la plaza del Ayuntamiento, presidida por la Casa Consistorial.
Desde este mágico emplazamiento podréis contemplar una majestuosa panorámica del centro de la isla. Las imponentes formaciones rocosas nos recuerdan una vez más por qué llaman a Gran Canaria un "micro-continente".
Este bello y amplio mirador está decorado con cómodos bancos y por la escultura Cargando Nubes de Esperanza, obra de un artista español. Es un lugar ideal para disfrutar de las vistas.
Como suele ser norma en los pueblos de España, cerca del Ayuntamiento se alza la iglesia. Hablamos de la parroquia de Nuestra Señora del Socorro, que destaca por su sencillez y el impoluto color blanco de su fachada.
Apartada de la calle principal, en el rincón de Néstor Álamo, se encuentra la pequeña escultura de la Aguadora, un premio que otorga el Cabildo de Gran Canaria a los pueblos, por su embellecimiento.
En la parte antigua de Tejeda, en torno al tranquilo rincón de Néstor Álamo, hallaréis pequeñas y estrechas calles que resultan ideales para pasear. Fijaos en las curiosas fachadas empedradas de algunas casitas.
Tejeda es famoso por sus almendros y especializades preparadas a partir de sus frutos, como el bienmesabre y el mazapán. En sus heladerías, además, podéis degustar el helado de gofio, que no os dejará indiferentes.