Sólo disponíamos de una tarde para visitar Santander. Y nuestra intención era acercarnos cuanto antes a la península de la Magdalena. Estacionamos los vehículos en el barrio del Sardinero, muy cerca de su popular playa de fina arena.
Desde el paseo Marítimo (Av. Reina Victoria) vimos algunos de los edificios más solemnes, como el Gran Casino del Sardinero y el Gran Hotel del Sardinero, con sus fachadas blancas y resplandecientes.
Estos edificios exclusivos son el aperitivo de lo que se cuece en la trastienda del barrio, con sus casas de alto standing desparramadas por la colina.
La península de la Magdalena es un gran pulmón verde para la ciudad, un parque público en toda regla. Y esa tarde, como quedó patente, eran muchos los santanderinos que recorrían sus senderos bajo una agradable brisa marina.
Rodeamos la península en el sentido de las agujas del reloj, comenzando por el Minizoo del Palacio y el Parque Marino, un zoológico acuático de acceso gratuito que acoge especies como pingüinos, focas y leones marinos.
El parque aprovecha la roca del acantilado y la entrada de agua del mar, creando un hábitat adecuado para los animales marinos que lo habitan.
A continuación desfilamos por el Museo El Hombre y la Mar, popularmente conocido como Muelle de las Carabelas. Situado al aire libre, aquí se localizan los tres galeones y su mascarón utilizados en la travesía por el océano Atlántico por el santanderino Vital Alsar. Junto a ellos, se sitúa la réplica de la balsa de madera con la que cruzó el océano Pacífico en 1970.
A partir de este punto, la senda se aleja de la costa y vira hacia el interior de la península. Tras completar un suave ascenso por la colina, alcanzamos el Palacio de la Magdalena, que acoge la sede de la universidad internacional Menéndez Pelayo.
El Palacio de la Magdalena es uno de los monumentos más emblemáticos de Santander. Fue construido entre 1908 y 1912 como regalo de la ciudad de Santander a los reyes de España, Alfonso XIII y Victoria Eugenia. Combina historia, arquitectura y unas vistas espectaculares del mar Cantábrico.
A última hora de la tarde, pusimos la guinda a esta estupenda jornada acercándonos al casco viejo de Santander. Sólo tuvimos tiempo para contemplar la fachada de la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, de estilo predominantemente gótico. Fue construida entre los siglos XII y XIV sobre un antiguo monasterio.
Por último, antes de tapear por los bares del centro, quisimos acercarnos a la sede histórica del Banco de Santander, un emblemático edificio ubicado en el paseo Pereda. Actualmente, tras los trabajos de remodelación, acoge el Espacio Pereda, dedicado a la cultura, tecnología y emprendimiento.