Castro Urdiales |
A veces una imagen vale más que mil palabras. Las dos rocas de urbialeiz:
Esta excursión por la costa oriental de Cantabria comienza muy cerca de Vizcaya, en Castro Urdiales, una de las ciudades más dinámicas de la región y que destaca por su pasado romano y por su núcleo urbano, declarado Conjunto Histórico.
Lo más interesante de Castro se encuentra en el puerto, más allá del paseo Marítimo. Junto al rompeolas, en un promontorio rocoso, se alza la majestuosa iglesia de Santa María (gótica del siglo XIII), la ermita de Santa Ana, el castillo medieval y el puente medieval. El otro atractivo del municipio consiste en ir de tapeo por los bares del puerto. Los pinchos estaban deliciosos.
La siguiente etapa, sin salir de la costa, nos lleva a Laredo, villa marinera situada al sur de una de las bahías más espectaculares del Cantábrico. Su puerto vivió épocas de esplendor y fruto de ello, el centro histórico, que está encaramado sobre una loma, alberga casonas, iglesias y albergues como el del Buen Pastor, que alojó a Isabel la Católica y Carlos V (rúa San Marcial).
Ayuntamiento de Laredo |
Albergue del Buen Pastor |
Bajo el cerro existe un túnel peatonal, llamado de la Atalaya, que conduce a los acantilados de la playa de la Soledad. Valie la pena aventurarse por él para contemplar el mar en todo su esplendor, con el rompiente de olas sacudiendo la escarpada playa.
De vuelta al centro histórico almorzamos en un restaurante de cuyo nombre no quiero acordarme. Laredo tiene una oferta gastronómica tremenda, y creo que no acertamos en la elección. Uno de los restaurantes con más solera es el Portalón de Santa María. Pasamos por su puerta, pero no lo hicimos a la hora de almorzar. Qué se le va a hacer.
Playa de la Soledad |
Portalón de Santa María |
Por la tarde, después de almorzar en un restaurante de Laredo, marchamos al norte de la bahía para visitar Santoña, importante puesto pesquero que se ha hecho famoso por sus salmonetes y por sus marismas, un estratégico humedal para las aves. La villa está repleta de tiendas en las que poder adquirir una especialidad de la zona: las anchoas.
Paseo Pereda y monte Buciero |
Puerto de Santoña |
La última visita del día la reservamos para Santander, la capital de Cantabria. Tardamos media hora en llegar desde Santoña, circulando primeramente por la A-8 y posteriormente por la S-10.
Dejamos atrás el casco histórico, pues teníamos previsto acercarnos a la península de la Magadalena. Tardamos relativamente poco en alcanzar nuetro objetivo circulando por amplias avenidas trazadas en paralelo a la bahía de Santander. Estacionamos los vehículos por la playa del Sardinero.
La Magdalena es un gran pulmón verde para la ciudad, un parque público en toda regla; y esa tarde, como quedó patente, eran muchos los santanderinos que recorrían sus senderos bajo una agradable brisa marina. Nosotros la rodeamos en el sentido de las agujas del reloj, comenzando por el Minizoo del Palacio y el Parque Marino. Pasamos por el muelle de las Carabelas y a continuación, tras completar un suave ascenso por la colina, alcanzamos el Palacio de la Magdalena, que acoge la sede de la universidad internacional Menéndez Pelayo.
Regresamos al punto de origen caminando por el sur del parque, contemplando el faro de la Cerda, el Embarcadero Real y las Caballerizas.
A continuación recorrimos a pie una parte de la playa del Sardinero, un estupendo arenal que hoy día designa a uno de los barrios más exlusivos de Santander. Desde el paseo Marítimo (Av. Reina Victoria) vimos algunos edificios solemnes (Gran Casino del Sardinero, Gran Hotel del Sardinero...), era el aperitivo de lo que se cocía en la trastienda del barrio, con sus casas de alto standing desparramadas por la colina.
El Sardinero |
Gran Casino del Sardinero |
A última hora de la tarde, pusimos la guinda a esta estupenda jornada zigzaguendo por el casco viejo de Santander. Nos acercamos a la catedral y luego vimos el Ayuntamiento. Y justo al anochecer, emulando el proceder de los parroquianos, degustamos exquisitas tapas en los atiborrados bares de las calles peatonales del centro.
Catedral de Santander |
Paseo Perona. Santander |