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![]() Cuenca |
Esta excursión de dos días por el este de Guadalajara y la serranía de Cuenca comienza en Judes (Soria). Por carreteras locales, siempre en dirección sur, pasamos por Riba de Salices, que se hizo famosa a causa de un devastador incendio que se llevó la vida de varias personas. A partir de Ocentejo, cubrimos el tramo más interesante, que nos llevó a cruzar el río Tajo entre un mar de pinos.
Tardamos unas dos horas y media en llegar a Cuenca. El hotel Arévalo, en pleno centro histórico, fue el que elegimos para pasar la noche. A partir de mediodía comenzamos la visita a la ciudad. Vimos la iglesia del Salvador y nos encaminamos hacia la hoz del Huécar, donde se asoman las famosas Casas Colgadas (que no colgantes). Cruzamos el barranco por el puente de San Pablo para visitar la catedral y auparnos a lo más alto del casco viejo, donde disfrutamos de unas maravillosas vistas de Cuenca, con el convento de San Pablo (actual Parador Nacional) a nuestra izquierda.
Por la tarde, tras un agradecido almuerzo en un restaurante próximo a la plaza Mayor, nos asomamos a la hoz del Júcar, que junto a su gemela hoz del Huécar, le proporcionan a Cuenca su característica fisonomía. El hotel estaba muy bien situado, pero no nos gustó el botellón que se organizó en la plaza anexa. El alboroto turbó nuestras primeras horas de sueño.
El segundo día partimos de Cuenca hacia el norte, en dirección a la Serranía de Cuenca, remontando el cauce del Júcar por la carretera CM-2105.
Realizamos la primera parada de la ruta en el Ventano del Diablo, un impresionante mirador natural en forma de cueva que domina la hoz del Júcar. En el aparcamiento había un par de puestos de cerámica, que resultaron ideales para adquirir algunos recuerdos.
A unos diez kilómetros del Ventano del Diablo, tomando un desvío a la derecha, alcanzamos la Ciudad Encantada de Cuenca, un paraje natural repleto de curiosas formaciones rocosas calcáreas o calizas formadas a lo largo de miles de años. El circuito señalizado, de una hora de duración, nos permitió contemplar algunas de estas curiosas formaciones pétreas, entre las que destacaban: el Tormo, la Escuadra de Barcos, el Tobogán, el Mar de Piedras, la lucha del elefante con el cocodrilo y el Teatro.
La ruta prosiguió por la serranía de Cuenca. Pasamos por Tragacete, en cuyas inmediaciones nace el río Júcar; cruzamos la vega donde nace el río Cuervo (apenas caía agua) y tras un prolongado descenso (provincia de Guadalajara), alcanzamos el puente de Poveda (cruza el Tajo), punto de origen de la última excursión de la jornada.
Abordamos el carril de tierra que remonta el río y estacionamos el coche junto al puente de los Pescadores. Aquí iniciamos una corta excursión a pie que nos condujo hasta el salto de Poveda, catarata que forma el río Tajo tras ser represado. Unos metros más arriba cruzamos el río por el Vado de Poveda (en la actualidad existe un puente). Fue una pena no llevar puestos los bañadores.
![]() Salto de Poveda |
![]() Vado de Poveda |
La nueva senda ascendía vertiginosamente por la ladera de la montaña. Nos alejamos del río Tajo momentáneamente, para contemplar la laguna de Taravilla, de un color azul intenso. Un nuevo carril nos acercó otra vez al río. Vimos el salto de Poveda de frente y tras avanzar junto al Tajo durante un kilómetro, dimos con el puente de los Pescadores, donde nos aguardaba el coche.
TOPÓNIMO DE TARAVILLA
![]() Laguna de Taravilla |
![]() Salto de Poveda |
A bordo del coche, acometimos los últimos kilómetros de la ruta por la provincia de Guadalajara (por el Parque Natural del Alto Tajo), hasta alcanzar Chequilla, el pueblo de las Piedras Rojas.