Al Puente de Piedra sobre el Duero se accede por la calle San Agustín, que acoge la concatedral de San Pedro. Construido en el siglo XII, en origen fue una estructura de origen románico. Su buen estado de conservación se debe a sus continuas restauraciones.
Desde el centro del Puente de Piedra disfrutaremos de una fantástica panorámica del río Duero, que al pasar bajo los ocho arcos avanza represado.
En la margen izquierda del Duero, a pocos metros aguas arriba del Puente de Piedra, se encuentran los restos del monasterio de San Juan del Duero. En el siglo XII la Orden de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén se instaló aquí formando una pequeña iglesia románica que ya existía y levantando el resto del monasterio.
El claustro, que se estima comenzó a construirse durante el siglo XII, es la única dependencia monacal que queda y uno de los más originales del románico español por la variedad de influencias de su arquitectura: trazas románicas, arcos apuntados tendentes a la herradura, arcos que se entrelazan y otros secantes...
A partir del Puente de Piedra, aguas abajo por la margen izquierda del Duero, encontraréis el acceso a la Senda del Duero, que permite abordar la isla de Soto Playa.
La senda está construida con tablones de madera, es apta para carritos, y permite descender junto al Duero por la zona represada. Desde la barandilla disfrutaréis de hermosas vistas del río, con el Puente de Piedra como fabuloso telón de fondo.
La senda del Duero atraviesa Soto Playa, un espacio fluvial de vegetación de ribera compuesto por saucedos, abedules, choperas, fresnedas y olmedas que se distribuye en bandas paralelas al cauce.
A través de un puentecito de madera accederemos al interior de la isla de Soto Playa, donde contemplaremos más de cerca el salto de agua.
La vegetación de ribera tiene múltiples funciones: estabiliza los márgenes del río, disminuye el efecto erosivo del agua, favorece la sedimentación de materiales, y con ello, la fertilidad del terreno inundado, es el refugio y cría de muchas especies animales, etc.
Un nuevo puente peatonal nos situó en la margen izquierda del río Duero. Caminando unos pocos metros por el carril asfaltado que conduce a San Saturio, dimos con el pequeño monasterio de San Polo, de origen templario, construido en el siglo XIII.
Con la desaparicion de la Orden del Temple, a principios del siglo XIV, el monasterio quedo en manos del rey de Castilla, y tras sucesivos pleitos fue adquirido por un noble en la segunda mitad del XVIII. Edificio y paseo inpiraron a Gerardo Diego y, por supuesto, a Antonio Machado.
Aguas abajo, sin dejar el paseo de San Saturio, alcanzaremos el ferroviario Puente de Hierro de la clausurada línea que un día uniera Soria con Pamplona -he aquí una prueba más de la nula inversión en infraestructuras en la provincia-.