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![]() Deildartunguhver |
Y en cuanto a las carreteras, he aquí algunos consejos:
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![]() Toyota Corolla |
Iniciamos la jornada en la península Snaefellsnes. Tras visitar la playa de Ytri-Tunga nos dirigimos hacia el sur por la carretera 54. En Borgarnes, a orillas del Borgarfjördur, enlazamos con la carretera circular 1, y poco después, por la ruta 50, alcanzamos Deildartunguhver, el mayor manantial termal de Europa, del que salen nubes de vapor mientras el agua hirviendo brota de la tierra.
Varios kilómetros al este alcanzamos Reykholt, uno de los asentamientos medievales más importantes de Islandia, que está ligado a la figura de Snorri Sturluson, célebre historiador medieval. Aquí es posible ver las excavaciones, la granja donde vivió Snorri e incluso una pila circular donde se bañaba.
La carretera 518 sigue el cauce del río Hvítá, al encuentro del glaciar Langjökull. En la ruta vale la pena detenerse para contemplar dos magníficas cataratas: Hraunfossar, cuyas aguas brotan de un campo de lava, y Barnafoss, o cascada de los niños, llamada así porque en este lugar, una leyenda dice que desaparecieron dos hermanos.
Por la tarde, tras almorzar en un merendero de Reykholt, marchamos hacia la capital del país. Enlazamos con la carretera circular al sur del Borgarfjördur y unos kilómetros después abonamos el peaje que salva el Hvalfjördur por un largo y angustioso túnel. Veinte minutos más tarde nos presentamos en el albergue juvenil de Reykiavik, ubicado en las afueras. De camino pasamos junto a la Casa Höfdi, famosa por haberse firmado en ella el final de la Guerra Fría. Gorbachov y Reagan fueron los presidentes soviético y estadounidense, respectivamente, que acudieron a la cita.
El centro histórico de Reykiavik se recorre en unas pocas horas. En nuestro caso paseamos por la comercial Laugavegur, tomamos unas cervezas en el pub Kaffibarinn, cenamos unos frankfurts en un local de moda ubicado junto al puerto, adquirimos souvenirs junto al lago Tjörnin y también nos acercamos hasta la peculiar iglesia Hallgrímskirkja, visible a 20 kilómetros.
El último día en Islandia lo dedicamos a recorrer la península de Reykjanes, en el extremo suroeste de la isla, que acoge la Laguna Azul y la divisoria de placas tectónicas, en Sandvik.
Primeramente nos relajamos en el balneario de la Laguna Azul (Bláa Lónid), una enorme piscina artificial de aguas termales que ningún turista que visita el país debería perderse. La entrada es bastante asequible, como ya habíamos visto en otras piscinas termales.
El baño en la piscina principal, a 40 grados, en aguas vaporosas ricas en minerales (sílice y azufre), nos recompuso el cuerpo tras una dura semana de viaje. Por cierto, en junio de 2007, coincidiendo con nuestra visita a Islandia, las aguas de la Laguna Azul habían adquirido un tono verdoso.
Si tenéis tiempo, os recomiendo que deis una vuelta a pie por los alrededores de la Laguna Azul, así podréis admirar el campo de lava donde se asienta el balneario, conocido como Grindavik. A través de unas pasarelas de madera podréis sorprenderos con las tonalidades azules del agua destacando entre grandes bloques de piedras negruzcas. Era un lugar sorprendente.
Aún teníamos unas horas antes de embarcar a Barcelona, y no quisimos desperdiciarlas. En el parquing de la Laguna Azul tomamos la carretera en dirección, hasta Grindavik, pequeño núcleo pesquero. A partir de aquí, seguimos la carretera de la costa 425 para descubrir algunos rincones de la península de Reykjanes.
Bordeamos la costa sin detenernos, admirando el bello paisaje islandés a través de la ventanilla del coche (como habíamos hecho con anterioridad), hasta que alcanzamos la pequeña playa de Sandvik. Aquí, estacionamos el coche para poder caminar sobre el "Puente Entre dos Continentes", llamado así porque une la placa tectónica norteamericana y la europea. Se supone que a este puente metálico le tienen que añadir piezas cada ciertos años, pues la corteza terrestre se abre a sus pies.
Al norte de Sandvik, tras dejar atrás los acantilados de Hafnaberg, llegamos al aeropuerto de Keflavik, desde donde volamos a Barcelona.