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Diccionario etimológico y toponímico
Suroeste de Islandia   Junio 2007
ETAPA 6: Reykholt I Hraunfossar I Barnafoss I Reykiavik I Laguna Azul I Sandvik
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Esta ruta abarca el suroeste de Islandia, desde Reykholt hasta Reykiavik y la península de Reykjanes. En Reykholt, idílico emplazamiento asociado a la historia del país y a las sagas, veremos curiosas zonas geotermales y extrañas cascadas. En Reykjanes sucumbiremos a los placeres termales de la Laguna Azul, de aguas de color azul turquesa, la más visitada de Islandia.

suroeste Deildartunguhver
Deildartunguhver


Consejos e información útil

  • Se puede recorrer Islandia por la carretera circular de dos maneras: en el sentido de las agujas del reloj o en el sentido inverso, que fue la opción que yo elegí. El medio de transporte fue un sencillo vehículo, aunque quizá habría sido buena idea alquilar un 4x4.
  • ¿Y qué se puede ver durante una semana en el país de los volcanes y el hielo? Pues eso, volcanes activos, zonas geotermales, las cataratas más grandes de Europa, el glaciar más grande de Europa, campos de lava, géiseres, lagos con témpanos de hielo, fiordos, acantilados, ríos de aguas cristalinas, fauna autóctona y, sobre todo, paisajes de infarto.
  • Si viajáis en junio tendréis la isla a vuestra entera disposición, sin apenas turistas. ¡Ojo!, para lo bueno y lo malo.
  • Portad vituallas para las tres comidas del día. Por varios motivos:
    - Porque hay muchas zonas rurales que carecen de restaurantes.
    - Porque los horarios de las tiendas difieren de los de España.
    - Para disfrutar de los muchos merenderos con que cuenta el país.
  • Si pretendéis alojaros en albergues de juventud (IH), llevad sábanas para las camas. Os ahorraréis una pasta.
  • Conviene llegar pronto a los albergues de juventud, porque se suelen llenar.
  • Si recorréis la isla en junio, como fue mi caso, os aconsejo que llevéis un antifaz para dormir. Los albergues carecen de persianas y, según la época, tendréis casi 24h de luz solar.
  • Las piscinas son muy baratas e incluyen jacuzzis. Si tenéis tiempo relajaos en alguna.
  • La tarjeta de crédito/débito se usa para todo, hasta para comprar un paquete de chicles.
  • Los lavacoches a pistola de algunas gasolineras son gratuitos. No incluyen jabón, pero bueno, al menos eliminaréis del vehículo todo el barro acumulado.

Y en cuanto a las carreteras, he aquí algunos consejos:


  • Trayectos:
    1/ De la península Snaefellsnes a Reykholt.
    2/ De Reykholt a Reykiavik.
    3/ De Reykiavik a la Laguna Azul.
    4/ Grindavik y Sandvik.
    - Avión Keflavik-Barcelona.
  • Alojamiento: Albergue juvenil de Reykiavik
  • Lo mejor:
    - Reykholt: zona geotermal y cataratas.
    - La curiosa catarata de Hraunfossar.
    - Relax total en la Laguna Azul.
  • Lo peor:
    - Huéspedes borrachos en el albergue juvenil. Tuvimos que cambiar de habitación.
coche
Toyota Corolla



Reykholt

Iniciamos la jornada en la península Snaefellsnes. Tras visitar la playa de Ytri-Tunga nos dirigimos hacia el sur por la carretera 54. En Borgarnes, a orillas del Borgarfjördur, enlazamos con la carretera circular 1, y poco después, por la ruta 50, alcanzamos Deildartunguhver, el mayor manantial termal de Europa, del que salen nubes de vapor mientras el agua hirviendo brota de la tierra.

Nota: Junto al manantial había un puesto de tomates sin vendedor, donde se tomaba el producto y se depositaba el dinero por una ranura. Provenía de un invernadero cercano. ¿Os imagináis este sistema de venta trasladado a España? Arruinaría a más de un agricultor, ¿vedad?

Varios kilómetros al este alcanzamos Reykholt, uno de los asentamientos medievales más importantes de Islandia, que está ligado a la figura de Snorri Sturluson, célebre historiador medieval. Aquí es posible ver las excavaciones, la granja donde vivió Snorri e incluso una pila circular donde se bañaba.

La carretera 518 sigue el cauce del río Hvítá, al encuentro del glaciar Langjökull. En la ruta vale la pena detenerse para contemplar dos magníficas cataratas: Hraunfossar, cuyas aguas brotan de un campo de lava, y Barnafoss, o cascada de los niños, llamada así porque en este lugar, una leyenda dice que desaparecieron dos hermanos.





Reykiavik, la capital

Por la tarde, tras almorzar en un merendero de Reykholt, marchamos hacia la capital del país. Enlazamos con la carretera circular al sur del Borgarfjördur y unos kilómetros después abonamos el peaje que salva el Hvalfjördur por un largo y angustioso túnel. Veinte minutos más tarde nos presentamos en el albergue juvenil de Reykiavik, ubicado en las afueras. De camino pasamos junto a la Casa Höfdi, famosa por haberse firmado en ella el final de la Guerra Fría. Gorbachov y Reagan fueron los presidentes soviético y estadounidense, respectivamente, que acudieron a la cita.

El centro histórico de Reykiavik se recorre en unas pocas horas. En nuestro caso paseamos por la comercial Laugavegur, tomamos unas cervezas en el pub Kaffibarinn, cenamos unos frankfurts en un local de moda ubicado junto al puerto, adquirimos souvenirs junto al lago Tjörnin y también nos acercamos hasta la peculiar iglesia Hallgrímskirkja, visible a 20 kilómetros.





Península de Reykjanes

El último día en Islandia lo dedicamos a recorrer la península de Reykjanes, en el extremo suroeste de la isla, que acoge la Laguna Azul y la divisoria de placas tectónicas, en Sandvik.


1. Laguna Azul

Primeramente nos relajamos en el balneario de la Laguna Azul (Bláa Lónid), una enorme piscina artificial de aguas termales que ningún turista que visita el país debería perderse. La entrada es bastante asequible, como ya habíamos visto en otras piscinas termales.

El baño en la piscina principal, a 40 grados, en aguas vaporosas ricas en minerales (sílice y azufre), nos recompuso el cuerpo tras una dura semana de viaje. Por cierto, en junio de 2007, coincidiendo con nuestra visita a Islandia, las aguas de la Laguna Azul habían adquirido un tono verdoso.

Si tenéis tiempo, os recomiendo que deis una vuelta a pie por los alrededores de la Laguna Azul, así podréis admirar el campo de lava donde se asienta el balneario, conocido como Grindavik. A través de unas pasarelas de madera podréis sorprenderos con las tonalidades azules del agua destacando entre grandes bloques de piedras negruzcas. Era un lugar sorprendente.





2. Playa de Sandvik

Aún teníamos unas horas antes de embarcar a Barcelona, y no quisimos desperdiciarlas. En el parquing de la Laguna Azul tomamos la carretera en dirección, hasta Grindavik, pequeño núcleo pesquero. A partir de aquí, seguimos la carretera de la costa 425 para descubrir algunos rincones de la península de Reykjanes.

Bordeamos la costa sin detenernos, admirando el bello paisaje islandés a través de la ventanilla del coche (como habíamos hecho con anterioridad), hasta que alcanzamos la pequeña playa de Sandvik. Aquí, estacionamos el coche para poder caminar sobre el "Puente Entre dos Continentes", llamado así porque une la placa tectónica norteamericana y la europea. Se supone que a este puente metálico le tienen que añadir piezas cada ciertos años, pues la corteza terrestre se abre a sus pies.


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Puente de Sandvik

Al norte de Sandvik, tras dejar atrás los acantilados de Hafnaberg, llegamos al aeropuerto de Keflavik, desde donde volamos a Barcelona.


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