Vía del Mercurio |
El acceso a Pompeya se encuentra a escasos metros de la estación de tren. Una vez accedáis al recinto veréis el templo de Venus y, a continuación, la Basílica, uno de los edificios públicos más importantes de Pompeya desde el punto de vista arquitectónico.
Con forma rectangular, dos filas de robustas columnas de ladrillo dividen la Basílica en tres naves. Fue un importante centro de la vida económica de la ciudad, sede de los juicios y los litigios de naturaleza comercial y civil.
Frente a la Basílica, y antes de penetrar en el Foro, veréis las ruinas del templo o santuario de Apolo, uno de los lugares más antiguos de culto pompeyanos. Se trata de un templo sobre podio, rodeado por una zona con soportales que definía una corte en cuyo centro está el altar.
El Foro de Pompeya era la zona en la que se desarrollaba la vida pública y religiosa. Es una gran plaza de planta rectangular abierta por todos sus lados, circunstancia que permite observar con todo lujo de detalle el imponente y destructor volcán Vesubio.
TOPÓNIMO DE VESUBIOEn el granero del Foro se conservan una gran parte de los restos arqueológicos, además de las figuras de algunos de los cuerpos que fueron encontrados bajo las cenizas.
En el extremo más septentrional del Foro se alzan las ruinas del templo de Júpiter o Capitolium, del siglo II a.C. Se trata del edificio sagrado más grande de la ciudad.
Pompeya fue una ciudad espectacular y resulta sorprendente que se encuentre en un estado de conservación tan bueno. Durante la visita se tiene la sensación de estar visitando una ciudad que aún continúa siendo habitada, ya que se conservan la mayoría de los edificios y gran parte de la decoración de las casas.
Las ruinas de Pompeya son muy extensas y es posible recorrer gran cantidad de edificios en los que los ciudadanos hacían su vida diaria. En la actualidad las excavaciones continúan sacando a la luz nuevas calles y casas.
Como curiosidad, cabe destacar los enormes y altos pasos de cebra de piedra que se utilizaban en aquella época. Con ellos los ciudadanos podían cruzar la calzada sin mancharse los pies, ya que ésta estaba normalmente inundada y bastante sucia.
A una manzana de la Vía de la Abundancia se encuentra el Teatro Grande de Pompeya, un edificio de época romana sepultado por la erupción del Vesubio en el año 79. En su interior se representaban comedias, tragedias, mimos y pantomimas, además de atelanas, acompañados de danza y música.
Al sur del Teatro Grande accederéis al Cuadipórtico de los Teatros, antiguo lugar de entrenamiento de los gladiadores dentro del recinto de la ciudad de Pompeya. Su estado de conservación es excelente.
Situado en la esquina sureste de Pompeya se encuntra el Anfiteatro, quizá el edificio más grande de la ciudad. Desde las gradas seréis testigos de su perfecto estado de conservación. Esa tarde acogía un espectáculo.
Junto al Anfiteatro, ocupando una de las explanadas más grandes de Pompeya, se extiende la Gran Palestra o Gimnasio, el lugar donde los ciudadanos competían deportivamente. Este lugar posee un pequeño museo donde se exhiben piedras y artesanías de la época romana.
En Pompeya hay muchas casas recuperadas de la ceniza. Algunas de ellas, como la Casa de Pansa, son famosas por conservar en perfecto estado las paredes y los patios.
Otra edificación singular es la Casa del Fauno, considerada como la casa más grande de Pompeya. Esta casa es la que más piezas arqueológicas ha desvelado, muchas de las cuales se conservan en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles. Cabe destacar, entre otros, la estatua del fauno que da nombre a la casa, y el mosaico de Alejandro Magno combatiendo a los persas en Issos.
A unos 800 metros al noroeste de Pompeya, tras recorrer la zona conocida como la Necrópolis, se llega a la Villa de los Misterios, una antigua villa de campo ahora bastante reconstruida, y que en la época romana tenía acceso directo al mar.
La Villa de los Misterios forma parte de las más de cien villas romanas que se han encontrado en las excavaciones realizadas hasta ahora en los alrededores del volcán Vesubio. Eso sí, se trata de uno de los rincones más fascinantes de las excavaciones, tanto por su buen estado de conservación como por los frescos romanos que muestra.