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Diccionario etimológico y toponímico
Olimpia y Patras. Peloponeso - Grecia   4º Interrail   Agosto 2002
ETAPA 18: Pyrgos I Olimpia I Patras I Crucero Patras-Brindisi
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La última etapa griega del Interrail había llegado. Olimpia, la ciudad del Peloponeso donde se inventaron y patentaron los Juegos Olímpicos debía poner la guinda a cuatro maravillosos días de asueto en el país heleno. Nuestro regreso a Italia, vía Patras, no estuvo exento de aventura, pues estuvimos a punto de no embarcar por culpa del "tren de juguete".

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Estadio Olímpico. Olimpia


Consejos e información útil

  • Trayectos:
    1/ De Atenas a Pyrgos en el tren nocturno.
    2/ Autobús de Pyrgos a Olimpia (i/v).
    3/ Tren de Pyrgos a Patras.
    4/ Barco de Patras a Brindisi (Italia).
  • Alojamiento:
    - En el tren nocturno Atenas-Pyrgos y en la estación de Pyrgos.
    - En los bancos interiores del barco Patras-Brindisi.
  • Lo mejor:
    - El Estadio y el templo de Zeus, en Olimpia.
    - El crucero entre Patras y Brindisi, con piscina y a precio reducido.
  • Lo peor:
    - El tren procedente de Atenas llegó a Pyrgos a las cuatro de la madrugada y tuvimos que dormir en la estación.
    - Larga espera en Pyrgos y Amaliada a que llegaran los trenes que debían trasladarnos a Patras. Casi perdemos el barco.



Olimpia

Un tren nocturno, el último en partir de Atenas, nos trasladó hasta la ciudad de Pyrgos, en el extremo occidental del Peloponeso. Llegamos a las cuatro, por lo que nos tocó pernoctar en el interior de la estación. Cuando amaneció, tomamos el primer autobús de línea con destino a Olimpia, la ciudad más atlética del mundo antiguo.


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La Palestra. Olimpia

Una vez en el interior del recinto, marchamos raudos en busca del Estadio Olímpico. Situado al este del santuario de Zeus, era el lugar donde se celebraban muchos de los eventos deportivos de los Juegos Olímpicos de la Antigüedad.


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Estadio Olímpico. Olimpia

Dos mil años después de la invención de los Juegos Olímpicos, Olimpia ya no acoge atletas en competiciones. Centenares de turistas, muchos de ellos hacinados tras la banderita que porta el guía de turno, recorren el recinto para admirar lo poco que queda de los majestuosos templos.


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Templo de Hera. Olimpia



Pyrgos

Un autobús de línea nos trasladó en media hora hasta el centro de Pyrgos. Almorzamos en una taberna que tenía precios económicos y entrada la tarde nos presentamos en la estación de tren. Y lo que debía ser un viaje apacible hasta Patras (una hora y media), se convirtió en una Odisea griega. La denostada línea del Peloponeso, que bauticé como "tren de juguete", volvió a hacer de las suyas.

El tren llegó con 45 minutos de retraso, y no contento con ello, nos dejó tirados en Amaliada. Una hora después, apareció un nuevo convoy en la estación, y al fin pudimos continuar hacia Patras.


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Estación de Pyrgos



Crucero Patras-Brindisi

Echamos una carrera por las calles de Patras, alcanzamos el puerto y adquirimos el derecho a embarque (muy económico gracias al billete Interrail). Fue un milagro que pudiéramos embarcar a tiempo en el enorme buque de la compañía griega HML que cubría la ruta hasta Brindisi, en Italia.


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Crucero Patras-Brindisi

El barco zarpó a las 20:30 horas, con toda la cubierta repleta de mochileros. Justo en la popa, vimos que alguien había plantado una tienda de campaña. Y es que con el billete Interrail, sólo podías acceder a determinadas salas del barco, y casi todas las butacas estaban llenas.


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Crucero Patras-Brindisi

A la mañana siguiente, mientras realizábamos la larga travesía hacia Italia por los mares Jónico y Adriático, supimos que los chicos de la tienda eran sevillanos. Llegamos al puerto de Brindisi pasadas las tres de la tarde. Un tren nocturno nos trasladó hasta Nápoles, la capital de la Campania, que debía ser el trampolín que nos ayudara a alcanzar Pompeya, nuestro siguiente objetivo del Interrail.


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Crucero Patras-Brindisi







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