Muralla de Medina |
El segundo día lo dedicamos a explorar la parte central y norte de la isla. Por la mañana, tras tomas el escaso desayuno que nos ofrecieron en el hotel Grand Harbour, marchamos a pie hasta la terminal de autobueses de La Valeta y partimos en el primer servicio que unía la capital con Medina.
Trece kilómetros por la carretera 7 separan La Valeta de Medina, la antigua capital de Malta, ubicada más o menos en el corazón de la isla. Tardamos unos veinte minutos en completar esta corta ruta Desde la parada del bus sólo tuvimo que caminar hasta el recinto amurallado.
Medina es una bella localidad amurallada cuajada de iglesias y museos. Se atraviesa la muralla por la Puerta Principal de Medina, una puerta es estilo barroco que está decorada con los escudos de armas del Gran Maestro António Manoel de Vilhena y la ciudad de Medina, además de una inscripción en latín.
Medina acoge la segunda catedral de Malta, la dedicada a San Pablo, un templo situado al final de una gran plaza, que destaca por sus dos grandes torres.
De estilo católico, la catedral de San Pablo fue construida entre 1697 y 1702 con el objetivo de sustituir al antiguo templo destruido por un fuerte terremoto. Y se alza donde supuestamente el gobernador Publio se reunió con el Apóstol San Pablo, tras naufragar su barco en su camino a Roma. El interior destaca por la cantidad de tumbas e inscripciones que hay en el suelo.
A continuación realizamos un paseo por las callejuelas de Medina, admirando edificios plagados de exquisitos detalles arquitectónicos, sorteando también a las bandadas de guiris que se movían como robots tras sus guías.
Si disponéis de unos minutos (os llevará media hora) podéis acercaros a pie hasta la vecina Rabat. Menos turística que Medina, en ella descubriréis rincones que sirvieron para el rodaje de Juego de Tronos en Malta . Uno de ellos es el convento de Santo Domingo.
A mediodía tomamos un par de autobuses (con transbordo en Mosta incluido) para alcanzar Mellieha, la playa que nos recomendó el empleado del hotel. Ubicada en la bahía del mismo nombre, la ciudad se levanta en lo alto de una loma, al margen de los muchos hoteles turísticos que han invadido la costa. Nos costó localizar huecos donde extender la toalla, de entre las cientos de tumbonas repletas de guiris británicos que ocupaban toda la playa. Al menos pudimos tomar varios baños en las cristalinas aguas de la cala, que acoge la playa de arena más larga y popular de las islas maltesas.
Por la tarde, un nuevo autobús nos llevó de vuelta a La Valeta, a tiempo de pasar por el hotel para recoger las mochilas y marchar al Gran Puerto en busca de nuestro ferry. A las siete partimos de Malta en dirección al puerto siciliano de Pozzalo. Sentados cómodamente en las butacas, vimos la película de Shreck. Los cinco primeros minutos la emitieron en castellano, pero tras las airadas protestas de una parte del pasaje, cambiaron el audio al idioma italiano. En fin.