Esta excursión al Parque Natural los Volcanes de La Garrotxa la realizamos en un día de mediados de diciembre. Por la mañana hicimos los volcanes Croscat y Santa Margarida, y por la tarde nos aupamos hasta el volcán Montsacopa, en Olot. En la capital de la comarca, además, visitamos su navideño mercadillo.

Gredal del volcán Croscat

• Conviene llegar a La Garrotxa en vehículo propio, de otra manera es complicado acercarse a los volcanes.
• Si vais en fin de semana os recomiendo llegar pronto a la zona, por dos motivos: encontraréis aparcamiento y no os cruzaréis con decenas de excursionistas.
• El aparcamiento del volcán Santa Margarida es ideal para acometer las excursiones a pie a los volcanes Santa Margarida y Croscat. Lo bueno es que cuenta con WC y lo malo es que hay que abonar 4€ por vehículo.
• La senda del volcán Croscat es muy fácil. A mitad de camino encontraréis una oficina de información turística.
• La senda del volcán Santa Margarida tiene un último repecho no apto para cardiacos. Llevad calzado de montaña para evitar resbalones, sobre todo en otoño, con el camino cubierto de un manto de hojas.
• El Montsacopa es el volcán más bonito y accesible de Olot. Si os aupáis hasta el cráter tendréis una hermosa vista panorámica de Olot y del Parque Natural.
• A lo largo de la carretera existen zonas de pícnic donde poder almorzar, así como buenos restaurantes donde poder degustar exquisitos platos de la zona. Nosotros elegimos Can Xel.

Tomamos la senda nº 15, que en nuestro caso comienza en el aparcamiento del volcán Santa Margarida. Cruzamos la carretera por un semáforo, pasamos junto a un restaurante y luego proseguimos por el camino en dirección a la base del volcán (tramo llano). Rodeamos la base del volcán por un tramo de bosque y tras acometer un pequeño descenso llegamos a la oficina de información turística, donde nos abastecimos de mapas de la zona.

La senda prosigue hacia el cráter del volcán, al cual se accede tras cubrir un pequeño repecho. El Croscat es el volcán más alto de la península Ibérica, con 160 metros de altura relativa y una base de 950 metros de diámetro. Su silueta cónica está desfigurada a causa de la intervención del hombre, lo que nos ha permitido contemplar un cráter en forma de herradura (gredal, o gredera en catalán) donde se superponen diferentes estratos de colores que van del negro al ocre pasando por toda una gama de rojos. Estar frente a él fue alucinante, una imagen que difícilmente podré olvidar.

La senda rodea el cráter del Croscat con el fin de poder admirar esta obra de la naturaleza desde diferentes ángulos. Y en la parte más retirada existe un mirador que nos brindó una imagen de postal. Realizamos la vuelta al parking por la misma senda.

La Garrotxa cuenta con unos cuarenta volcanes y uno de los que tiene el acceso más fácil es el de Santa Margarida, con una altitud de 70 metros. La senda parte del aparcamiento ubicacado en la base del volcán, los primeros metros con en suave pendiente. Tras acometer una curva cerrada se entra de lleno en un hayedo, solo interrumpido por una masía del año 1793 que tenía enganchada en su fachada principal un silla de madera.

Superada la masía, la senda comienza a empinarse de lo lindo. Atravesamos un tramo de fuerte pendiente cubierto de un manto de hojas y jalonado de altas hayas. Al final del mismo, alcanzamos la parte superior del cono volcánico. Tomamos el camino de la izquierda y tras descender por una senda parcialmente escalonada, llegamos al fondo del cráter, de 420 metros de diámetro.

Una ermita románica del siglo XII preside el corazón del antiguo cráter del volcán. No tiene mucha lógica, resulta inaudito que la Iglesia construyera este diminuto eficicio en el interior de un volcán, es como si hubiera querido amansar al demonio que hace miles de años agitó las entrañas de la tierra e inundó de lava esta región catalana. Vimos la ermita y salimos del cono volcánico por otra senda diferente. En la parte superior del cono tomamos el camino de vuelta al párking.

El volcán Montsacopa es uno de los cuatro que rodean a la ciudad de Olot, y es, quizá, el más emblemático. El volcán tiene una altura de 94 metros y una base irregular de 600 metros por 800 metros. Para subir al cono existen varios caminos, todos ellos de fuerte pendiente en el tramo final. Si subís por la senda próxima a la plaza de toros tendréis una fantástica panorámica de Olot, con su iglesia mayor en primer plano.

El cráter tiene 120 metros de diámetro y 12 metros de profundidad. En lo más alto del cono existe una ermita (San Francesc), de nueva factura, y un par de torres de vigilancia que brindan exquisitas vistas del Parque Natural y de los Pirineos, que en esa ocasión estaban hasta arriba de nieve.

Descendimos del volcán por un camino cementado que nos condujo hasta el casco antiguo de Olot.

Casco antiguo de Olot

TOPÓNIMO DE OLOT: Jon Goitia nos explica en su web que las voces OL y OT estarían escritas en la antigua lengua euskérica que se hablaba en la península Ibérica hace miles de años. ¿Y qué significaría Olot?
OL = "redondo" + OT = "hueco".
OLOT haría referencia a los volcanes: "agujeros redondos", y estaría escrito en euskérico. En catalán, un sot no es más que una hondonada (SO = "grande" + OT = "hondonada").

Descendimos del volcán Montsacopa por el camino cementado que conducía al casco antiguo de Olot. Fuimos a parar a la parte posterior de la iglesia parroquial de Sant Esteve, un edificio de estilo neoclásico construido en el siglo XVIII sobre una antigua iglesia románica del siglo X destruida por los terremotos del siglo XV.

En la plaza de la iglesia comenzó nuestro itinerario a pie por un centro histórico salpicado de pequeños puestos navideños. Paseamos por la atiborrada calle Mayor, hasta la plaza Mayor, levantada en el corazón de la ciudad. Nuestra ruta nos trajo de vuelta a la plaza de la Iglesia, y por el paseo Miquel Blay, donde pudimos contemplar bellos edificios modernistas, enfilamos hacia la plaza de toros, considerada como la más antigua de España. Aquí pusimos punto final a esta visita relámpago a Olot.