Plaza Mayor de Prades |
La forma más rápida (y aburrida) de llegar a las montañas de Prades desde Barcelona es por las autopistas AP-7 y AP-2. Pero si no tenéis prisa y queréis disfrutar del paisaje que nos brinda la Cataluña central, os aconsejo que toméis la A-2 hasta La Panadella y que continuéis por la C-241 hasta Montblanc, vía Santa Coloma de Queralt.
Montblanc, o Montblanch, que es como debería escribirse si tenemos en cuenta la primitiva lengua euskérica que se hablaba antiguamente en la Península (la 'ch' final hace alusión a un promontorio rocoso), es la capital de la Conca de Barberà. Su perfecta ubicación, al este de las montañas de Prades, resulta ideal para descubrir este agreste entorno.
El centro histórico de Montblanc, levantado en el siglo XII, está rodeado por una alta muralla, y constituye un conjunto medieval de gran interés. Os recomiendo que atraveséis la muralla por el portal de Sant Antoni y que recorráis pausadamente el núcleo histórico por la calle Mayor, hasta la iglesia de Sant Miquel, de estilo románico. Acercaos a continuación a la plaza Mayor, que alberga el Ayuntamiento y la Font Major. En la parte alta debéis admirar la iglesia parroquial de Santa María la Mayor, un edificio gótico con un pórtico renacentista. Y si queréis contemplar una buena panorámica de los baluartes de la muralla y de las montañas de Prades debéis auparos hasta el Pla de Santa Bárbara. Tendréis la ciudad a vuestros pies.
El acceso norte a las montañas de Prades tiene su inicio en La Espluga de Francolí. A dos kilómetros de este municipio se encuentra el monasterio de Santa María de Poblet, uno de los conjuntos monásticos más importantes de Europa.
Realizamos una breve parada en la ruta para admirar fugazmente este bello edificio cisterciense, rodeado de imponentes murallas, que fuera fundado en el año 1151 por orden de Ramón Berenguer IV. No visité su suntuoso interior, que acoge el Panteón Real de los Reyes de Aragón y algunas capillas interesantes. Me habría gustado realizar una visita pormenorizada, pero las montañas de Prades nos aguardaban a escasos kilómetros. Otra vez será.
Monasterio de Poblet |
Monasterio de Poblet |
Varias sierras de las comarcas tarraconenses de la Conca de Barberá y del Baix Camp conforman las montañas de Prades, un conjunto montañoso que alcanza su cota máxima en el tossal de Baltasana (1.203 metros de altitud).
El acceso principal a Prades, el principal núcleo poblacional de este espacio protegido, se realiza por la carretera local T-700, una vía estrecha y revirada que se torna más sinuosa una vez se deja atrás el monasterio de Poblet. Para los que os mareáis con facilidad, os aconsejo que toméis biodramina. Y para los que disfrutáis contemplando este bello paisaje de bosques interminables, os sugiero que no piséis mucho el acelerador.
Carretera T-700 |
Carretera T-700 |
Cuando uno llega a Prades tiene la sensación de encontrarse en una estación de esquí. En las afueras abundan los apartamentos y lindas casitas con tejados a dos aguas coronados por chimeneas. Si vais en Semana Santa y llegáis a mediodía, como fue mi caso, no encontraréis ni un hueco en el aparcamiento municipal y os veréis obligados a dejar el coche algo retirado del centro.
El primitivo Prades estuvo en su día amurallado. Conforme os acercáis al centro histórico veréis algunos tramos de esa vieja muralla de tonos rojizos. La Creu y el Portal de Terme es uno de los principales accesos a la plaza Mayor, situada en el corazón del centro histórico. Aquí se encuentra el Ayuntamiento, la iglesia de Santa María y la curiosa fuente esférica, una de las más peculiares de Cataluña.
Si camináis por las callejuelas de Prades veréis el viejo Ayuntamiento (reconvertido en oficina de Correos), así como los restos de un castillo. También os recomiendo que os acerquéis hasta el portal del Planet del Pont, una puerta de la muralla precedida de un puente. Aquí podréis ver la casa más antigua de la villa, del siglo XIII.
No era nuestra intención, recorrer la reserva natural de Prades de punta a punta, a través de carreteras poco apropiadas para vehículos a motor. Esta fue la única pega que tuvimos al desplazarnos desde Prades hasta La Riba. Los pros fueron evidentes: disfrutar de un maravilloso paisaje dominado por extensos bosques y pueblos como Capafonts, levantado en el centro de un anfiteatro natural, en la cabecera del río Brugent.
Capafonts |
Capafonts |